EDITADA. Stockholm Syndrome | Louis Tomlinson|

capítulo 1

—¿Camila Parker?
—Sí diga.—respondí.
—Si no aprueba ciencias este semestre, reprobara el año y no podra graduarse.
—Pero señorita, le he entregado todos los trabajos que usted ha mandado, no entiendo el problema. Además, sabe perfectamente que tengo el permiso de actividades extracurriculares, he faltado por asuntos de trabajo.—dije, viéndola fijamente.

En parte sí, en parte simplemente habían días que no quería asistir. Algo tenía que funcionar pronto, o me matarían en casa.

— El problema Camila, es que tú has faltado a muchas clases y en la mayoría de las asignaturas tu promedio es por debajo de diez, si no subes tus calificaciones no aplicará en buenas universidades.

Oh, genial. Se preocupan por mi índice académico y mi ingreso a buenas universidades como si no pudiera costar la matrícula.

—Mis padres pueden pagarme una privada.—contesté, golpeando el escritorio.

¿Qué se creían en este Instituto?

—Sabes que no es la solución, no todo se soluciona con dinero, Parker. Eres una niña linda, tienes mucho potencial. Creo que lo sabes de sobra. Tus ojos azules te hacen hermosa, pero tu actitud y comportamiento no refleja eso y está mal, eres muy.. caprichosa.
—¿Caprichosa?—hice eco.— ¡Usted no sabe por que soy así! ¡No debería juzgarme! ¡Usted no es quién para hacerlo!-dije elevando el tono de mi voz, y a punto de quebrarse.
—Ésta charla ha acabado. N toleraré su actitud, retírese por favor, y para la próxima vez absténgase de traer pantaloncillos tan cortos.
—Pero es que..
— Se acabó, retírese. Si no quieres ayuda, es su problema. Que pase feliz día.

No, no la necesitaba. No necesitaba la maldita ayuda de una consejera escolar, quizás hace mucho tiempo sí, pero ya mi daño estaba hecho. Y nadie podía decírme qué hacer o no. ¿Ingreso a universidades de buena élite? podía comprar el mundo si quisiera, un cupo universitario también.

Sentí mi garganta arder, estaba furiosa. Hecha humos por el simple hecho de que quizás no me graduaría y que una simple consejera escolar se había atrevido a juzgarme. Salí de la oficina d Director en busca de Sophia, mi otra mitad, que seguramente presumía su nuevos zapatos Chanel.

Allí estaba, en el campus con su cabello dorado como el oro resplandeciendo contra el sol, y haciéndole justicia al Loréal París del que ambas habíamos sido imagen de campaña publicitaria en Inglaterra.

—Sophia!—grité.
—¡Cam!—exclamó, con una sonrisa que despareció probablemente al ver mi cara—¿Qué sucede? ¿Dónde demonios estabas?
—En dirección, con el director y luego con la consejera escolar. Me quieren reprobar el año. Estoy casi segura que el mugroso viejo Clifford espera que le ofrezca dinero por el diploma. Mis calificaciones están por el suelo, lo sabes. Tengo que ponerme al día con el resto de los exámenes o.. no me graduaré.
—¡Santa mierda Camila! ¡No puedes no graduarte conmigo!
—No tengo tiempo, no hay tiempo. El año escolar acabará pronto, y sinceramente, no tengo el tiempo ni las ganas de subir las calificaciones. Es tan.. inútil.—afirmé, con desinterés.
—Camila, tienes que hacer algo pronto. PRONTO.
—¿Qué puedo hacer?— la miré, y sus labios se curvaron en una sonrisa cómplice.
—Ya sabes qué hacer. Tú mejor amigo lo puede solucionar.—comentó, jactante.

Sé a qué se refería.

—¿Sobornar? ¿De nuevo? ¡Ya no funciona!—murmuré con desespero— ¡Si lo pudiera hacer créeme que no hubiese tenido una Cita en Dirección. Tendré que.. sobornar a Hellen Patrick para que realice mis exámenes,es lo único que me queda. Mi salvoconducto y un poco de dinero extra no le caerá mal a la ratita.

Sophia me lanzó una mirada coqueta y una sonrisa de complicidad mientras nos dirigíamos a la cafetería. Las miradas de todo el colegiado podía sentirlas a nuestras espaldas, acompañados de murmuros buenos y quizás malos. Nos amaban o nos odiaban, eso era lo que correspondía por nuestro estatus social, económico y de popularidad.