capítulo 5

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¡Levántate!

¿Qué diablos? dije mientras intentaba abrir los ojos. Divisé una silueta cerca de mí, estrujé mis ojos un par de veces antes de poder entender de quién se trataba.

Era Liam.  Y si era Liam, solo significaba una cosa, había amanecido, el día de mi muerte anunciada, había llegado.

—¡Muévete! Nos vamos de aquí.—indicó, gritándome.

Me tomé un par de segundos para verlo, para apreciarlo más en  la claridad del día que comenzaba. Ésta vez llevaba unos jeans desteñidos , un par de zapatos negros, una camiseta blanca con cuello en V y mangas negras. Era indiscutiblemente un secuestrador guapo.

—¡NO PUEDO!—le devolví en el mismo tono.
—No puede Liam, se dobló el tobillo ayer, tiene un esguince quizás. no puede moverse. No sola ni rápido.

Louis había aparecido de la nada por la puerta principal con una bolsa con un logotipo marcado de Subway.  ¿En qué momento había salido sin yo haber escuchado sus movimientos?

—Buenos días Cam.. mila.—tartamudeó.— traje algo para que comas—estiró la bolsa hacía mí.

La tomé y la abrí inhalado el aroma de pan recién horneado y galletas de vainilla. No evité sentirme aliviada y contenta de que comería algo que me gustaba. Era mi lugar de comer preferido.

—¿Comprándole comida a ella? ¿Estás consciente de que va a morir y si colman mi paciencia los dos van a morir ¿Cierto? —dijo Liam, lanzándole  una mirada penetrante a Louis.

Él se encogió ver hombros con desinterés.

—¿Cómo es que casi se parte el maldito pie?—cuestionó en general, con total incredulidad.
—Mmm.. las escaleras y sus ridículos zapatos de tacón no se la llevaron bien.—habló Louis. Imbécil.
Espero que.. ¡NIALL!—gritó Liam—. Trae el maletín negro que está en el closet de la habitación de visitantes, el 12-93. Y tú—me miró—. Comerás en el camino, pero tenemos que irnos.  Muevete niñita consentida.—me haló del brazo.
—¡Maldito idiota!—protesté. Mi pie dolía en la mierda.
—¡Liam! Ten cuidado, La.. lastimas. Su pie está algo mal, en serio.
—Entonces levanta a la pequeña princesa y tráela al auto.—viboreó.

Louis me miró de refilón y curvó sus delgados labios en una sonrisa avergonzada.

—Ven vamos, te ayudo.

Caminé ayudada de Louis hasta esta vez el Audi A8 extended en el que me habían raptado. Una malvada limusina. Al entrar vi las cintas con que me habían amarrado las manos,  sucias y tenía parte de la sangre que había salido de los rasguños causados por mi forcejeo. Me dolía el cuerpo, podía asegurar que mi espalda estaba igual de horrorosa como lo estaban mis brazos y mi pie. Sin embargo, Louis me ayudó a subir y seguidamente el procedió a sentarse en el asiento de mi lado.

—¡ESPEREN!—gritó Niall, viniendo con prisa.

Se subió al asiento frente al de Louis y puso el maletín negro sobre sus piernas. Me preguntaba que contenía, todo se hacía más real. El peligro, el daño, el miedo, y la muerte aparentemente inevitable que tendría. El único en el que podía confiar era en Niall, no era como ellos en realidad. Era un chico bueno inmiscuido en los malos juegos de su aparente medio hermano, pero la repentina amabilidad de Louis me estaba volviendo loca, era un asqueroso imbecil por medio día, y por el resto era amable, atento y sencillo. Como dos en uno.

—¿Qué tal amaneció tu tobillo?—preguntó Niall, hartandose de un bocado de la pizza de la noche anterior. Lucía gracioso y feliz, logrando que una sonrisa sincera pases por mis labios.
—Pues.. Sigue doliendo pero la inflamación ya no es tanta, gracias. ¿Está buena?—pregunté. Niall asintió con avidez.
—Super. De desayuno sabe mucho mejor. En serio aún no supero que seas tan parecida a ella, es.. increíble.—dijo observándome con atención.
—Pues supéralo antes que te deje botado en un ancantilado—vaciló Louis.
—¿A quién me parezco?—le pregunté en voz baja. Sentía  una curiosidad enorme.
—Mmmm.. bueno, te pareces a una chica que..—
—Niall, ¡Cállate mierda! ¿No puedes mantener los labios sellados por un segundo aparte que no sea para comer?-— reclamó Louis, visiblemente enojado.

Caray, un chico tan joven y con tan mal humor. Igualmente no lo culpaba, me solían odiar por ser algo así.

—No es mi culpa lo que le pasó a ella y que tu no pudiste hacer nada.—le contestó el rubio. Louis se irguió de su asiento completamente.
—¿Cómo has dicho?—se ofendió Louis, y armo un gran puño que se dirigía directamente a la cara de Niall.
—¡Dios mío déjalo!¡No se van a matar aqui!—dije, y empujé a Louis hacía atrás con fuerza, aunque era débil contra su cuerpo.
—¡Ya! La princesa tiene razón.—manifestó Liam, desde adelante con un tono grave y fuerte que hizo estremecerme en mi asiento.
—¿Adónde vamos?—pregunté, en un hilo de voz. Dios, todo era muy tenso.
—Vamos al aeropuerto.—dijo Ed, el aparente chófer de mi séquito criminal.
—¡¿Adónde?!—grité sorprendida—. ¿Me van a sacar de la ciudad?
—Del país. Vamos a ir a Belfast, tenemos que ir en Avión. ¿Algo más que quieras saber?—.preguntó el nuevamente obstinado Louis.
—¡BIEN!—exclamé con cierta amargura—. No basta con que quieran matarme por gusto, también lo harán en Belfast, ¿Por qué vamos a ir a Belfast? Quiero decir, ¿Todo este protocolo para matarme? ¿Por qué tanta vueltas? Dios, pudiera jurar que lo hacen por el dinero que van a pedir de rescate. Muchos bocetos y nada de confección.
—¿Cómo?—preguntó Niall, rompiendo en carcajadas. ¿Qué le causaba tanta gracia?
—O sea, que tanto hablamos y decimos que la vamos a matar y no hacemos nada. Que es mentira.—habló Louis con indiferencia, mientras veía por la ventana.
—Pero sí te voy a matar, no se si el me ayudará pero yo sí  te voy a matar si no te callas de una buena vez. Esto no es un viaje de amigas.—dijo Liam.

Se dió la vuelta y me apuntó con un revólver, pronto sentí un nudo en el inicio de mi estómago. Miedo y ganas de vomitar.

—¡Liam!—Louis apartó el revólver de mi frente con brusquedad—. ¡Cálmate ya! No le hagas daño. Todavía—rebobinó.

Mal-va-da sea. Era increíble.  Mi vida iba genial hasta que alguien me mandó a raptar para matarme, haciéndome llorar lo que nunca habia llorado desde hacía algunos años atrás, maltratandome lo que nunca me habian hecho, y lo más tétrico, horrible sensación y fuera de lugar de todo esto, er la atracción que sentía por el chico que inició todo está tragedia. Por Louis.¡Excelente! Felicidades Camila por ser tan estúpida. Rompí a llorar antes de notarlo, yo no quería morirme y menos en las circunstancias en que pasarían, probablemente trágica, agonizante y dolorosa. Inolvidable.

—Louis, ¿Quién te ha mandado a esto? Contéstame y dime la verdad. Me importa un demonio.—le exigi, sacándole de sus pensamientos.
—No puedo decirte—.me susurró en el oído.—No quiero hacerlo.
—¿Por qué?—le devolví en un susurro. Mis manos se encontraron aferradas al cuello de su franela.
—Porque no. Créeme preferirías no enterarte.—murmuró, con la vista hacia abajo.
—¡Dime por favor!—le supliqué, ahogándome en mis lágrimas.
—Camila ¡No te diré! Créeme, se  porque lo hago. Te estoy protegiendo de un dolor más grande del que pudieras sentir al una bala atravesar tu cuerpo. No lo haré.—dijo firme.
—¿Y por qué me proteges?—le chillé en el oído.

Él subió su vista a la mía. Una mirada sincera y pidiéndome a gritos que le creyera.

—Porque tienes algo que me obliga a hacerlo.

EDITADA. Stockholm Syndrome  |  Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora