Capítulo 36

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—¿Cómo te sientes?—preguntó, acariciando el cabello que caía en mi hombro.
—Estoy bien, solo fue en la mañana. De hecho me siento normal. No es que me estaba muriendo tampoco..—dije con desdén. Louis sonrió y chasqueó la lengua.
—Podrías estar muriendo si en la cocina..
—¡Qué morboso te has puesto!
—Eso no es morbosidad. Es deseo por ti, vamos Cam solo bromeaba. Igual compraremos píldoras mañana, vi que las que tienes están gastándose.
—¡Oh Dios Louis la de hoy!—le grité. Salté fuera de la cama y me encaminé a la cocina.

¿Cómo se me había olvidado algo tan sumamamente otra vez?

Por andar sin zapatos, bajé las escaleras más rápido de lo que había imaginado y me metí en la cocina sin siquiera inquietarme por la televisión encendida sin nadie viéndola.

—¡Princesa No Mía había escuchado que los antojos de embarazada eran fuertes pero no tan rápido!
—¡Maldita sea Harry casi ruedo mi trasero escaleras abajo por tu culpa!—le grité, mientras aún sentía mi corazón muerto del susto.

Harry estaba en la sala viendo televisión y hundido en el sillón que aunque hubiese echado un vistazo profundo, no lo hubiese visto.

—No es mi culpa que seas ciega Princesa No Mía.

Omití el reclamo innecesario de Harry y me desaparecí de la sala. Busqué las píldoras guardadas en uno de los gabinetes de la cocina. La última del frasco, la miré por un rato en la palma de mi mano dudando de hacerlo pues siempre sería un asco tomar algún medicamento, me la tomé después de meditar y me le uní a Harry para hacerle aunque fuese por un par de minutos, la vida imposible antes de subir nuevamente.

—¿Qué ves?— le pregunté, enrollando mis brazos alrededor de mis costillas para tener calor.
—Nueva temporada de The Walking Dead.
—¿La qué de qué?
—Si me dices que nunca la has visto, buscaré mi arma y me dispararé en la frente.—dijo Harry, arqueé mis cejas y suspiré.
—Entonces, tendré que empezar a organizar tú funeral para que sea mañana temprano.
—¿Es en serio?—dijo sorprendido.
—¡Sí ya Harry! Es un tonto programa de televisión, si te hace feliz, me comprometo a mirar todas y cada una de las temporadas si de dejar tu fastidio se trata.
—No te comprometas conmigo. ¡Comprometete con la humanidad!
—¡Dramático!—puse los ojos en blanco—.Te hace falta una novia con carácter de urgencia.
—No tendré novia por lo que queda de mi vida.
—¿Por qué?
—Porque mientras siga con este estilo de vida,no podré tener a alguien de esa manera.
—Explicate.
—Es sencillo. Mientras sea un prófugo de la justicia y un Policía corrupto lo que por ende me hace un criminal, no conseguiré a alguien que me quiera de verdad. Y si lo llegase a hacer me mataría pues mientras estés en este mundo toda tu gente corre peligro. Entonces, no quiero conseguir a una chica hermosa y buena para vivir con el miedo de que le hagan daño.
—Vaya.. qué profundo.—susurré sorprendida por aquello.
—Pero Louis y tú son muy diferentes. Se completan así vengan de mundos diferentes, y sé que estás dispuesta a hacer todo lo que sea posible por permanecer junto a él y sé que él hace lo mismo contigo. Te cuida y no dejará que vuelvas con tus padres ni que te hagan daño.—recitó, con su vista aún clavada en la televisión.
—¿Gracias?—le dije incrédula.
—Dale las gracias a Dios porque él y tú tienen la valentía suficiente para enfrentarse al mundo. Cam eres una chica muy valiente solo con el hecho de confiar tu vida a nosotros. Y Louis.. Louis es bastante débil y por eso es así, valiente. Siempre he admirado eso de él.
—Gracias Harry. Es muy lindo, yo te quiero. Eres malditamente molesto y a veces imbécil,  pero te quiero.—le sonreí.

Volví a la habitación donde Louis estaba totalmente rendido. Besé su mejilla y me dediqué a pensar en Elizabeth Jane y cómo le explicaría todo. Cómo una niña de once años sin ver a su hermana mayor de hace varios años, aceptaría una cruda realidad que la envolvía a ella. Tenía que ser meticulosa al contarle, ahora mi preocupación había ido hasta Kat quién tenía varias horas afuera sacando el dinero de mis tarjetas. Vi el reloj y faltaban quince minutos para la media noche, de repente una franja de luz se empezó a proyectar por todo el suelo hasta llegar a mi rostro, miré con más atención y una parte de cabello dorado se asomaba por la puerta.

Kat.

—¿Lograste sacar algo? ¿Estás bien?—le pregunté,aliviada de verla.
—Más que eso Cam.

EDITADA. Stockholm Syndrome  |  Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora