Capítulo 25

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Mi corazón empezó a latir lo más rápido que quizás había latido en dieciocho años. Desde aquella tragedia que me había sucedido no sabía en sí lo que era amar o sentir afecto por alguién. Louis me había rescatado de la amarga oscuridad de ser siempre mala con las personas por miedo a que si me abria, volvería a sufrir y no era algo que me gustase. Lo maravilloso era que ¡Me había dicho que me amaba! Me había escuchado la noche anterior y sí me amaba. Pero nuestro destino estaba interferido por muchas cosas incluyendo el riesgo de ser encontrados por las autoridades y separarnos.

Luego de aquella confesión que había tatuado una sonrisa permanente en mi rostro por el resto del día, bajamos a unirnos al desayuno que por mala suerte los chicos ya habian acabado.

Liam alzó la mirada y arqueó una ceja con una risita particular.

—La próxima vez, yo iré a buscar a Louis- dijo en voz alta, mientras se lanzaba su chaqueta encima y tomaba las llaves de la camioneta.
—Louis, tu chica nos ha hecho el desayuno.
—¡Ha quedado bárbaro!—exclamó Niall, atándose los cordones de los zapatos en el sofá pequeño de la sala.

Louis volteó a mirarme aguantando las risas y solo me tomó por la nuca y me besó en la frente.

—Tendré que recompensarte cuando vuelva.—musitó contra mi frente.
—¿Qué harás?—le pregunté.
—Saldré con Liam y Zayn. Tenemos trabajo que hacer hoy, te quedarás con Harry y me prometeras que no harás nada inadecuado.—dijo con tono amonestador, mientras me acariciaba la mejilla y pegaba su frente a la mía.
—Esta bien.—le susurré y le besé en la mejilla.

Liam,Louis y Zayn salieron por la puerta principal y Harry estaba comiendo un Pancake que había sobrado mientras caminaba por todo la sala como si intentara perforar el piso. Lo observé unos segundos y reprimí reírme por lo tonto pero adorable que lucía.

—Entonces eres millonaria, reconocida y sin necesidad de trabajar por tu herencia. Mira, puede que te envidie.—dijo, mientras clavaba sus ojos verdes esmeralda desde el sofa y pasaba una de sus piernas sobre la otra.

Harry podía ser una estrella de rock si quería, era apuesto, verse arrogante y egocéntrico si quería parecerlo aunque no lo era, y galán rompecorazones que no sabría si lo era. Era relativamente perfecto sea cual fuese el ámbito en el que eligiera desarrollarse para toda la vida.

—Bueno gran amigo Harry, creo que ya no soy nada de eso. No sé si te has dado cuenta que sigo aquí y no volveré a mi antigua vida asi que por el resto de tu vida me tendrás como Tu Princesa NO Tuya.—hice énfasis y el relució su dentadura en una risa.
—Eres muy linda Princesa, eres como una niñita que tengo que cuidar—rió—. vamos a que te pongan castaña, quiero hacer algo hoy que no sea criminal.—masculló suave. Me levanté rápidamente y choqué con Niall que casi me caigo para atrás, pero por suerte él me sostuvo por los hombros.
—Lo siento.—le dije, sin verlo a los ojos.
—No hay problema, me tengo que ir al Aerepuerto a buscar a Kat, vuelvo luego.—anunció en general, dejándome a un lado y haciéndose camino a la puerta mientras se colocaba una chaqueta negra y tomaba las llaves del  otro auto.

Me quedé mirando la puerta unos segundos a mitad de la sala como si esperase que el mismo Dios entrara por la puerta hasta que Harry me sacó de mi trance.

—¿Qué te pasa? ¿Extrañas a Niall o qué?
—¿En qué diablos nos vamos a ir si Liam,Zayn y Louis se han ido en la camioneta y Niall en el otro auto?
—A ver Princesa No Mia, tengo auto, está en el garaje de la casa de Roger y ahí andaremos el dia de hoy.—declaró, sonriendo con suspicacia.

Tal vez me veía como una estúpida allí preguntando cosas que tal vez eran muy obvia pero yo no podía saberlo ya que tenía básicamente medio día en Suiza con ellos. E incluso se sentía como años, como si a cada uno los conociera de hace muchos años atrás. Podía decir que les tenía cariño en tan poco tiempo, eran una familia que realmente nunca había tenido. Cuido y hermandad que nunca tuve en casa, calor familiar. Se sentía como un hogar.

—¿Dónde vive Roger?—pregunté, subiendo las escaleras lentamente por espera de una respuesta.
—A seis calles de aquí, asi que anda y vistete y ponte zapatos cómodos porque caminaremos un poco Princesa No Mía.

Subí dando zancadas hasta la última habitación y saqué una toalla del armario. Me quité la sudadera de Louis, los pantaloncillos y me envolvió con la toalla dejando que mi cabello enmarañado cayera sobre mi espalda. Bueno.. ¿Qué se supone que tenía que vestir? Necesitaba ropa, no tenía ropa. O no la necesaria para pasar desapercibida, de pronto recordé que Niall tenía una hermana, Kat y que posiblemente en algún lugar de ésta casa habría ropa de mujer. Salí de la habitación envuelta en la toalla y caminé con cuidado hasta la habitación principal donde Niall había dormido y que visiblemente era la más grande.

Tomé la perilla dorada y la giré para deslumbarme con una amplia habitación de paredes color rosa pálido, cama matrimonial con endredones de tela suave y fina con detalles en morado. Ventanales cubiertos por una delicada cortina blanca que transmitía toda la claridad de afuera a la habitación. Mi vista se fue directamente a un gran armario al fondo de la habitación con puertas de caoba y manillas de acero, tiré de ellas y efectivamente mi intuición no había fallado. Vestidos, camisones, chaquetas, vaqueros ceñidos, blusas de encaje y abajo una gran cantidad de zapatos de todo tipo. Sandalias bajas, zapatos de plataforma, zapatos de tacón de aguja, zapatillas deportivas.. ¡Enhorabuena!, me llevé las manos a la boca para ahogar mi risa, eran de mi número y respecto a la ropa, ella al parecer tenía mi contextura asi que rebusqué por un rato hasta que encontré unos vaqueros de cuero negro ceñidos realmente hermosos, tomé una blusa  de tiras finas ceñida, una cazadora de piel de durazno con mangas de cuero y botones dorados y ya que no pensaba irme sin zapatos, me agaché y tomé un par de botas de combate.

Eso me vendría bien aunque pareciera  gótica pero mi cabello pronto sería claro y tendría  contraste hermoso con la ropa. Tomé aquello procurando que nada se me saliera de los brazos y salí de la habitación silenciosamente pero choqué con algo duro al salir.

—¡Harry carajo! ¡Me vas a fracturar la frente!—grité enojada, y a la vez tambaleándome aún por chocar con él.
—¿Haciendo tu primer robo Princesa No Mía?—insinuó divertido, bloqueandome el paso.
—No idiota, toda mi ropa está sucia y necesitaba ropa para salir.—dije acompañado de un bufido. Respiré hondo y alcé la mirada para ver a Harry bien. Él sonrió torcido al ver como por ser más baja que él y debilucha, me impedía el paso fácilmente.
—¿Tu lencería de encaje también?—preguntó jocoso.

Sin pensarlo dos veces mi mano había quedado plasmada en su mejilla y mi rodilla había estado clavada en su ingle. Se tiró al piso con sus manos entre las piernas soltando improperios mientras yo me metía al baño y me preparaba para darme una ducha.

—¡¿Por qué fue eso?! ¡Pienso tener hijos algun día Princesa!—vociferó y me reí en silencio.
—Eres muy lindo y amable pero eso te pasa por tonto. Yo no juego y espero que aprendas eso. ¡Encantada seré la madrina de esos niños!

EDITADA. Stockholm Syndrome  |  Louis Tomlinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora