02. Tía Magi.

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( Un día a la vez. )

❝ PRIMER DÍA ❞

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PRIMER DÍA

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DESPUÉS DE CINCO HORAS ESTANDO SENTADA, Sydney por fin había llegado a su tan esperado destinó en Nueva York. Entre la multitud trató de encontrar a su tía, esquivando a la gente y tratando que no la "reconocieran".

Aun que sabía que era imposible.

Pero eso no la detuvo para encontrar a su tía, ya que la encontró con varios globos en mano.

¡Mi niña! —Al escuchar su voz sonrió, encontrándola corriendo hacia ella emocionada.

—¡Tía Magi! —Feliz recibió su abrazo, dejando de lado sus maletas.

—¡Pero mira que alta que estas, niña! —Acuno su rostro, admirando cada parte de ella—. Ven, el auto está allá.

Mientras caminaban hablaban de sus vidas, de cómo habían estado y de cómo habían celebrado Navidad.

—Todo sigue igual. ¿No crees? —La mayor sonrió, encendiendo el auto.

Sydney no respondió, él estar de vuelta en Nueva York le hacía recordar muchas cosas que no le gustaban, para empezar la tragedia de su madre. Sintiendo escalofríos con solo pensarlo. Pero al ver como varios niños caminaban feliz le hizo sacar una sonrisa.

—Me alegra tanto que hayas aceptado el trabajo. Realmente sabía que Esmeralda te aceptaría al leer todo tu historial.

—Además de mi apellido. —Agregó pero al ver el rostro de su tía se arrepintió de haber dicho eso—. Tranquila, no tengo nada en contra de eso pero solo quiero demostrarles que soy más que eso.

—Por eso se que ese lugar es el indicado para ti, puedes explotar todas tus habilidades, sin importar tu apellido. Además, tienen una librería cerca junto con una cafetería espectacular.

—Con eso me convenciste. —Sonrió mientras se abrazaba así misma, no era el mismo ambiente en Los Ángeles que Nueva York ya que se estaba muriendo del frío en esos momentos.

—Meredith, la subdirectora me dijo que estarán el sábado en el colegio para enseñarte sus instalaciones junto unas compañeras, tal vez consigas amigas ahí.

—Oh, mi mejor amiga se mudó hace algunos meses aquí en Nueva York, quedamos de juntarnos.

—¿Ophelia? —Asiente—. Ella siempre me cayó muy bien, se nota que es una buena amiga.

El resto del camino estuvo tranquilo, Sydney miraba por la ventana la ciudad. Todo se miraba igual pero diferente a la vez, teniendo sentimientos encontrados al recordar a su madre.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora