08. Amistad.

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Narra Joe

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Narra Joe

Me encontraba ahora mismo caminando al lado de Beck, si, estábamos en una cita y la estaba por dejar a su casa.

—Yo no podía creer lo que le estaban contando las señoras en el trabajo, en serio. —Reía.

Estos últimos dos días que hemos pasado juntos, han sido un regalo. Después de todo me lo merecía por todo lo que había hecho por ti, he sido bueno.

—Si tuvieras que ver la misma película durante toda tu vida. ¿Cual verías? —Voltee a verla con una sonrisa, tomando un poco de mi café frío.

—Enemigo publicó. —Me viste sorprendida, asintiendo—. ¿Cual sería la tuya?

—Mmm, creo que sería... ¡La chica de rosa!

'La chica de rosa, algo predecible si te soy sincero.' Por que seamos honestos, se trata de una chica que vive en un pueblo y que conoce al primer hombre que la trata como se merece y viven felices para siempre.

Tome tu mano y di un leve apretón.

—A mi me encanta.

Beck, yo puedo ser ese hombre para ti. Ese hombre que te hará feliz todos los días. Después de Benji, te lo mereces.

—Y... La chica que estaba en el mostrador el otro día... ¿Es tu amiga?

—¿Sydney? La conocí el mismo día que tú. Soy amigo de su tía desde hace meses y al parecer va a trabajar como maestra a unas cuadras de la librería.

—¿En serio? Eso es fantástico. —Lo se Beck, por la forma que lo dijiste se nota que te incomodaste.

Pero sólo tengo ojos para ti y para nadie más. No deberías preocuparte por Dede, es solo una amiga.

—Creó que se llevarían muy bien.

—¿Como dices que se llama? —Pregunto haciéndose a un lado del bote de basura.

—Sydney Harper. —Dije como si nada, notando como abrías los labios y boca sorprendida.

—Ella es famosa por su tienda de ropa por todo el mundo, Joe... —Asentí varias veces, pero noté algo en tu mirada.

Seguimos caminando y hablando de cualquier tipo de cosas, aún que era cierto. Te dije sobre Sydney para que te dieras cuenta que no tengo nada que ocultar. Pero lo noté, tu mirada te delató al instante en el momento que me viste.

Es algo que muchas personas pasan por alto, pero yo no, Beck.

—Bueno... Ya llegamos. —Vi hacia adelante y era cierto, noté como te ponías enfrente mía y me dabas un beso.

Cosa que acepte en segundos, Beck. En serio, realmente quiero entrar pero nos haré esperar. Por qué tu vales la pena, yo seré el hombre perfecto para ti.

—Nos vemos, Beck. —Entraste a tu casa con una sonrisa, sintiéndome feliz.

Pero no puedo despistarme, no ahora que estoy formando nuestro nido de amor, tengo que deshacerme del cuerpo de Benji.

El debe desaparecer.




























꒰ 🌊 ꒱






















Narra Narradora

¿En serio hizo eso? —Pregunto asombrada Ophelia, habían pasado solo pocos días y hasta ahorita le estaba contando lo sucedido con su amiga.

—¡Si! Es decir, me ayudó a estar sobria y todo. —Omitió lo que le había sucedido antes de encontrarse a Joe—. Pero estoy feliz por el, creo que... Podríamos ser buenos amigos al final de cuentas.

—¡Eso si que es nuevo! La famosa Sydney Harper, teniendo a cualquier hombre a sus pies y la que nunca se rinde, deja ir al chico de sus sueños. —Dijo enfatizando lo último, viendo pícara a la rubia—. ¿Que tanto te miras en el pelo?

—Nada, solo pensaba pintármelo a uno cobrizo, ya me aburrió un poco el rubio.

—¿Acaso será por la chica del pelo rubio llamada Guinevere Beck? —Sydney volteó a ver a su amiga sorprendida.

La había stalkeado.

¡No me mires con esa cara! Cuando noté que era amiga de Peach Salinger no dude en buscarla y ¡bingo! Todas sus cuentas son públicas, así que eso me ayudó bastante.

—Dios, pareces una acosadora. —Bromeó pero en un segundo recibió un pequeño golpe de la castaña.

—Las amigas son mejores que del FBI si se trata de buscar, Dede.—Suspiro—. Pero realmente pensé que eran pareja.

—¿Quienes? —Pregunto confundida, alzando una ceja.

—Peach y Beck. Por la forma que Salinger miraba a su amiga, se podría decir que me dio "vibras" de qué tal vez fuera bisexual o... —Rápidamente negó Sydney con una sonrisa, callando a su amiga—. ¿Que? A mi me da igual su orientación sexual, después de todo, es el cuerpo de cada uno.

—Mmm... Puede ser, pero Lía. En estos momentos no necesito tu trabajo de FBI. Como te dije, yo creo que encontré un amigo en Joe después de todo.

—Si tu lo dices. —Le lanzo una almohada que fue esquivada.

—Tal vez lo que necesite es un poco de acción... —Se susurro así misma, mordiéndose el labio.

Saco su celular de su bolsa y lo desbloqueo, notando los mensajes que le mandan de la aplicación que usaba para conseguir lo que quería. Rápido y seguro, además de poder ver quienes estaban cerca de su alrededor.

—¡Sydney! Eres una depravada. —Soltó chillona la ojicastaña, notando el chat de su amiga.

—Cuando se quiere, se quiere... Pero antes debo arreglar este cabello. —Termino de arreglarse y sonrió para sí misma.

En estos momentos en Los Ángeles estarían estrenando su nueva línea de ropa, la cual estaba para morirse.

—¿Me acompañas al salón? —Sonrío antes de tomar las llaves y salir de la casa.

Sería un día largo.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora