51. Tenia que hacerlo.

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Narra Narradora

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Narra Narradora

—Sube al auto. —Ordenó, quitando el seguro.

Rápidamente este se subió, Sydney comenzó a manejar mientras que Joe solo estaba en silencio.

—¿Y bien? ¿Hablaras? —Habló sería, pero en el fondo estaba estresada y nerviosa.

Pero por la forma que hablaba y actuaba, Joe no lo noto. Simplemente miraba como Sydney conducía sin un lugar en específico. Solo era para perder el tiempo.

O eso creía el.

—¿Adonde vamos, Sydney?

—¿Podrías responder a mi maldita pregunta? —Se generó silencio—. Si no tienes nada que decir, puedes bajarte.

Él observó a su alrededor y se sorprendió al ver que estaban enfrente de su edificio.

—Sydney, mira, fui un patán. En serio, y no necesitas decírmelo por que lo sé y lo siento. No te merecías eso, y te pido disculpas.

—Joe... —Se quedaron viendo un rato, y antes que pudiera decir algo más, se escuchó el grito de Paco—. ¿Paco? Joe, debemos ayudarlo.

—Lo se, lo se. Espera aquí.

Joe salió del auto, y vio como había sangre en el pasillo del edificio y se fijo que iba hacia su huerto. Mientras más se acercaba, más escuchaba la voz de ron.

'Mierda.' Pensó Sydney, miraba como Joe caminaba con precaución. Mientras que buscaba por todo su auto algo que la ayudará.

—¡Paco! Sal de una buena vez, no te haré daño. ¿No quieres ir al hospital a ver a tu madre? ¡Puedo llevarte!

—Ron. —Este volteó a ver, enojándose aún más al ver a la persona que tenía enfrente de el.

Lo tomó del cuello y comenzó a golpearlo. Joe se defendía como podía pero Ron era demasiado grande para el. Tenía su cara llena de sangre y Paco aún que quiso ayudar, también fue lastimado.

—¡Ron! —Sydney le gritó, este soltó de golpe a Joe y le dio una patada.

Paco corrió hacia Joe tratando de ayudarlo a levantarlo y Ron fue hacia Sydney.

—¡Déjalo en paz, hijo de puta! —Dijo mientras le rociaba su gas pimienta, haciendo que este se retorciera ahí.

—¡S-Sydney! No... No lo hagas.

Pero con el pequeño detalle que tenía el bate que Paco había usado minutos atrás, dándole en el cuello lo suficientemente fuerte para tumbarlo.

—¡Di que dejarás en paz a Paco y a Claudia! —Este a pesar de estar retorciéndose en el suelo, se ríe en su cara.

Sydney tomó el bate y le golpeó la pierna, lo cual provocó que este gritara.

—¡Di que dejarás en paz a esta familia! —Ron estuvo en silencio, tratando de alivianar el dolor de ojos.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora