Narra Narradora
Joe se encontraba en el trabajo, más preciso en la caja registradora cuando recibe una llamada, era Sydney y al ver que no había nadie contestó.
Yendo hasta pequeña sala que tienen en la librería. Escuchó todo lo que le contó en silencio.
—¿Un acosador? ¿Y como te diste cuenta? —Joe trató de sonar lo más creyente posible, ya que al final de cuentas, él había sido su "acosador".
—Estaba con un amigo en mi casa, cuando de repente salió corriendo de mi habitación. —Se escuchó cómo suspiró, dándole un sorbo a su café—. No es la primera vez que me pasa.
—Aleluya.
—¿Disculpa? —Habló molesta Sydney al escuchar esas palabras—. No es gracioso que una persona te acose, ¿y sabes que? Adiós.
Sin más colgó la llamada, odiaba que las personas no la tomaran en serio.
"Puede ser un paparazzi" si claro, pero ese paparazzi solo los observaba. No tomaba fotos ni nada, si fuera así. Sería totalmente diferente.
—Mierda.. —Habló serio Joe, si creía antes que tenía problemas. Ahora lo estaba.
꒰ 🌊 ꒱
—¿En serio dijo eso? —Preguntó incrédula Geraldine al lado de Sydney.
La pelirroja asintió, dejando su café de lado y poder suspirar. Ahora mismo se encontraban en recreo y lo único que tenían que hacer era cuidar a los niños que no se lastimaran al jugar.
—Yo no soy famosa ni nada, pero no me gustaría tener a un acosador. —Siguió hablando la castaña, viendo a los niños—. Y le falto empatía, a él tampoco le gustaría que le acosaran.
—No se que carajos, no quiero contratar a personal ya que me prometí a mi misma que podría cuidarme y que no necesitaría a guardaespaldas.
—Podrías, ya sabes... Tener un arma.
—¿¡Que?! —Sydney volteó a ver a Geraldine asombrada pero la contraria ya no dijo nada.
—Es decir: gas pimienta, un electroshock por si llevases a sentirte amenazada.
Al escuchar esas palabras, sabía que tenía un gas pimiento pero necesitaría algo más fuerte con que defenderse. Y un electroshock sería todo lo que necesitaría.
—¿Ya has tenido un acosador? —Preguntó temerosa, deseando no incomodar a su amiga.
—Hace tres años... Fue todo tan repentino, mi vida era normal. Después comencé a vivir con miedo, me perseguían... Creí que eran paparazzis, pero es muy diferente.
—No es necesario responder ahora, Dede. Pero en serio lo lamento tanto, debió ser horrible.
—Si que lo fue... —Suspiró, pero antes que pudiera hacer más. El timbre sonó, debían volver a sus salones—. Nos vemos después, din.
El resto del día estuvo normal, todos sus niños eran un amor y agradecía eso. Ya que pensó seriamente que no sería buena dando clases, pero ya varias mamás la han felicitado y dando buenas vibras.
Y si, ya habían pasado dos días desde que no hablaban Joe y Sydney, ya que prefirió alejarse un poco. Algo que a Joe le dolió, saber que había arruinado algo que apenas estaba empezando como amistad,
—¿Ya arreglaste las cosas con ella? —Preguntó Ethan cansado, quería a Joe pero a veces podía ser un imbecil.
—No, no he tenido tiempo. —Habló como si nada Joe, puesto que de cierta forma no estaba mintiendo.
Después de haber tenido ese vergonzoso encuentro con Beck en la cama, se propuso arreglar las cosas con ella y al día siguiente tuvieron el polvo que siempre soñó con ella, pero había algo que le incomodaba un poco. Como si una espinilla tratase, que no se va.
Era Sydney.
¿Qué diablos tiene Sydney Harper para meterse a sí en tu cabeza?
En tan poco tiempo, se había convertido en alguien de confianza para Joe, en el sentido que a pesar de lo malo. Él recorría a ella y ella lo reconfortaba.
—Supongo que no estaría mal que la fueras a visitar a su trabajo, digo. A esta hora ya es la salida y debe estar cuidando que nadie se salga y todo eso. —Comentó Ethan como si nada, pero por dentro estaba sonriendo—. Digo, tu eres el jefe.
Sin más que hacer, Joe se quitó su gabardina y se peinó. Tratando de no verse mal, pero se sacudió la cabeza al pensar eso.
—¿Por que me estoy arreglando?
Con paso decidido fue cruzando la calle, eran pocas las cuadras para llegar al colegio. Y si era sincero, le gustaba tanto ver a Sydney cruzar por la tienda antes de empezar su trabajo, pero se había fijado que esos días ahora se cruzaba la calle y no pasaba ni por la banqueta de la librería.
Solo para comprar café enfrente de ellos.
—Vamos, solo di "Hola Sydney" —Se decía así mismo nervioso.
'¿Acaso me están sudando las manos?' Pensó serio, al cruzar la calle recibió una llamada y sonrió.
Era Beck.
No quería contestar, debía primero arreglar las cosas con Sydney pero se le hacía inevitable no contestar.
—Hola devora libros. —Sonrió al escuchar su apodo, negando—. Solo te llamaba para saber cómo estabas.
Mientras cruzaba la calle y llegar a la salida del colegio, notó a lo lejos a Sydney sonriendo a todas las madres con sus hijos. Y por unos momentos se quedó congelado y no entendió el porqué.
Hasta que algo hizo que regresara a su realidad. Y tenía cara y nombre.
Ethan Moore.
—¡Ethan! ¿Qué haces aquí? —Pudo escuchar su voz, tranquilizándolo un poco.
—Te quería traer algo, ya sabes.. —Detrás del castaño tenía un enorme ramo de girasoles, asombrándola.
—¡Wow! Es muy lindo... No tenias que hacerlo. —Respondió sonrojada y oliendo los girasoles.
—¡La maestra tiene novio! —Todos los niños que aún no se habían ido comenzaron a rodearlos, cantando y gritando emocionados.
—¿Joe? ¿Aún sigues ahí? —Preguntó confundida la rubia al no escucharlo, solo se escuchaban niños—. ¿Joe?
—Tengo que colgar, hablamos luego... —Y sin dejar que la otra pudiera contestar, colgó.
Había algo que le inquietaba a Joe al ver a Ethan. Tenía ese aura de chico bueno, pero siempre los que se miran así, son los que más deben temerles.
—Así que Ethan. Averigüemos quién eres..
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𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg
Fanfiction🔪 ━━━ ❝ ¿Serias de esos amigos que te ayudan a cavar una tumba, o serias de los que llaman a la policía? ❞ 🩸 ┃ Donde Joe Goldberg quiere domar sus demonios internos, tratando de conquistar a Guinevere Beck mientras que por un gracioso e incómod...