41. Las notas de Nicky.

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Narra Narradora

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Narra Narradora

Sentía como alguien la seguía, otra vez estaba ese maldito pensamiento en ella. Y aún que hubieran sido paparazzis, ella no se hubiera quejado.

Ya que al final de cuentas, solo quieren fotografías.

El acosador buscaba algo más. Y eso le aterraba, quien sabe Dios que tendrá en la cabeza la persona qué tanto la acosa.

Vio su bolsa mientras seguía manejado, en ella tenía su gas pimienta y una pistola electroshock. Esta vez, no dejaría que el miedo la consumiera.

—Ya sabremos quién eres, hijo de puta. —Susurro, apretando el timón.

Esta vez, por fin después de mucho tiempo haría lo que nunca pudo. Atrapar su acosador.

Pero recibió una llamada, alarmándola pero se tranquilizó al saber que era Aarón.

Era una videollamada.

¡Hola! Sydney, tanto tiempo... ¿Como estas? Escuche que ya termino tu año trabajando como maestra.

Aarón, si, hace unas semanas. Ya sabes, fue emotivo.

¿Y piensas seguir? O dejarlo hasta ahí.

Aún que me guste mucho, tengo otros proyectos y no puedo dar mi cien por ciento como quisiera, así que no. Mi respuesta es no.

Que lo lamento Dede... —Silencio—. Oye, ¿estás bien? Digo.

¿Por que no lo estaría?

Pues, Ethan me llamo hace unos días preocupado... Digo, estaba triste y preocupado. Bueno, para que mentirte, paranoico.

¿Paranoico? —Volteó a ver a la cámara ligeramente, ya que su vista la tenía en su camino.

Siente que alguien lo sigue, como si lo acosaran. Yo le dije que debía tranquilizarse, ya sabes.

¿Y donde están? Digo, por que no están en Nueva York.

En Los Ángeles, pero él tiene que viajar a Canadá a grabar unas escenas. Pero no se siente seguro, no se aprende sus guiones.

Pues si soy sincera, yo también he sentido como alguien me sigue. No lo sé, no me trae buena espina, pero haré lo necesario.

Después de seguir hablando un rato, Sydney por fin llego a su destino. Estaba en el cementerio.

Suspiro al ver todas las lápidas, era tan deprimente el lugar a pesar de lo bien cuidado que estaba.

—¿Que puedo hacer? —Soltó al aire, en sus manos tenía un ramo de flores y una carta.

Poco a poco podía visualizar la lápida de su madre y solo trato de contener el aire que tenía, aún dolía a pesar de haber pasado mucho tiempo después de la muerte de su madre.

𝐃𝐑𝐎𝐖𝐍 | Joe Goldberg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora