🔪 ━━━ ❝ ¿Serias de esos amigos que te ayudan a cavar una tumba, o serias de los que llaman a la policía? ❞
🩸 ┃ Donde Joe Goldberg
quiere domar sus demonios internos,
tratando de conquistar a Guinevere
Beck mientras que por un gracioso
e incómod...
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Narra Narradora
Una semana antes de la fiesta, Beck se encontraban de maravilla. Había arreglado la relación que tenía con Joe con el polvo del día.
Pero como cualquier cosa buena qué pasa en su vida, se le tiene que arrebatar y aclararle lo infeliz que debe ser.
—Sydney... Espera, no. —Joe hablaba mientras dormía, algo que se le hacía tierno pero cuando se trataba del nombre de otro mujer, joder. Claro que se preocuparía.
No solo fue una vez, mierda. Fue toda la semana, hasta que decidió preguntarle qué había sucedido entre ellos dos.
—Tuvimos una pelea, dije algo estupido y ahora no nos hablamos. —Alto y claro, lo suficiente para que Beck se calmara.
Pero fue todo lo contrario.
Y sabía que Joe nunca la entendería, nunca se pondría a pensar que nunca vería con el pelo desarreglado a Sydney, sin las uñas arregladas o oliendo mal ya que siempre tenía un aroma a vainilla, o simplemente verla llorando. Y si era así, aún así todos la verían hermosa. ¿Por que? Por que es Sydney Harper, una famosa diseñadora de moda que tiene su vida resuelta, con padre amoroso y una hermana con quien si convivía.
Tenía la familia perfecta, la vida perfecta. Todo lo que ella había soñado, no solo una carrera universitaria, si no que dos. Tenía fama, recursos y sobre todo la vida resulta. Nunca tendría problemas con tener que pagar la renta atrasada, sus estudios o aguantarse el hambre por no tener dinero.
¿Que tenía Guinevere Beck que Sydney Harper no tuviera? Tenía el cuerpo de ensueño, la sonrisa perfecta. Incluso su letra era hermosa.
Sabía que los logros de Sydney no significaban su pérdida, pero era inevitable no pensar de esa manera. Ver como ella tenía todo lo que siempre soñó, le desagradaba. Le hacía sentir inferior y lo único que Sydney no podía tener, que era Joe. Ahora soñarla a ella, lo jodio incluso más.
Los celos solo te consumen, te matan y te pudren por dentro. Algo que nunca aprendió, es que hablar las cosas con tu pareja arreglan demasiadas cosas, pero Beck no era así.
—¿No estará enamorado de ella? Es que, mírenla. Es una celebridad, con su pelo teñido de rojo.
—Es más un color naranja.
—¡Lo que sea! Me da igual, habla, consume y sueña con ELLA. ¿Entienden de lo que hablo? —Beck llevó sus manos a su frente, pensando.
Lynn tomó el celular de la rubia, observando cómo estaba metida en la cuenta de Sydney, tenía varías fotos de todo tipo de lugares. De fiestas con sus amigas, con su familia y con Ethan.
Estaba viviendo la vida. Quisiera ser como ella y ni siquiera la conocía, lo único que sabía es que ella era más bonita, y todo lo único bueno que tenía por ella misma, se estaba alejando por sus actitudes.
