🔪 ━━━ ❝ ¿Serias de esos amigos que te ayudan a cavar una tumba, o serias de los que llaman a la policía? ❞
🩸 ┃ Donde Joe Goldberg
quiere domar sus demonios internos,
tratando de conquistar a Guinevere
Beck mientras que por un gracioso
e incómod...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Narradora
Joe estaba en su casa, sabía que había hecho algo malo y solo estaba esperando en silencio. Beck no lo había llamado y supuso que aún no sabía la noticia.
"Hice algo bien, Beck. Por ti, se que ahora no me lo agradecerás, pero lo harás. Sanarás."
El castaño se llevó las manos a su frente, hasta que su celular vibró.
Era Sydney.
Joe pensó seriamente que encontrarían rápido el cuerpo de Peach, pero al parecer no era así.
—Hola Sydney.
—¡Joe! Dios, Peach está muerta. —Silencio—. Dicen que es un suicidio.
—¿De verdad? —Trató de sonar lo más convincente posible.
—¿Beck está bien? ¿Está contigo? —Pausó—. No sabe aún, ¿Verdad?
—No, me estoy enterando gracias a ti.
—Deberías ir con ella, te necesita. —Joe se levantó como pudo, comenzando a ver qué ponerse.
Le diría la peor noticia a su novia.
—Cualquier cosa, llámame. —Suspiró antes de colgar.
Sydney tenía dolor de cabeza, y cuando se enteró de la noticia fue a vomitar. ¿Como es posible? Apenas estuvo con Peach hace unas horas.
Todo es tan surrealista, no podía creérselo. Sabía que Peach era mala persona, pero eso no significaba que debía morir.
Bueno, en ese caso: Suicidarse.
—¿Te encuentras bien? —Ophelia vio preocupada a la pelirroja, estaba muy pálida.
—Peach se suicidó, Ophelia.. Yo, le dije cosas horribles. —La mira.
—Sydney, no es tu culpa, Dios sabe que tenía en la cabeza Peach. Solo, tranquila..
—¿Y las demás?
—Geraldine esta con Emelia, ella era mas cercana a Peach. —Suspiró—. ¿Vamos con ellas?
—Por favor.
El camino para ir a la casa de Emelia fue corto, Geraldine que ya hacía ahí les abrió la puerta.
—¿Como está? —El trío de amigas se abrazaron, tratando de reconfortarse.
—Está muy mal. —Suspiró—. Balbucea, no termina sus oraciones y no quiere comer o salir.
Se podía escuchar los lamentos de la pelirroja desde los pasillos, dándole escalofríos a Sydney. Si así estaba Emelia, que era amiga de Peach. No se quería imaginar cómo estaría Beck, que era su mejor amiga.
