27. A Madurar

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~Narrador omnisciente~

Las llamas crispantes de la chimenea eran perfectas para el ambiente silencioso que había entre los primos que se encontraban en la mansión Yates.

Liam apretaba los puños, molesto por lo que había sucedido con Summer ese mismo día, le parecía ridículo su comportamiento; primero lo perseguía sin dejarlo en paz y ahora que por fin consiguió su atención se molesta con él.

—Acepto que no debí haber besado a esa mujer frente a ella.

Los ojos de Aubrey rodaron en sus cuencas oculares, no entendía por que Liam no era lo suficiente maduro para aceptar su culpa.

Se levantó de su asiento y se sentó junto a su primo.

Linden se dirigió a la criada que ingresó a la habitación en ese momento y le pidió dos trozos de tarta de chocolate, había tomado esa costumbre de Elizabeth. Cerró los ojos con fuerza, debía decirle a su primo que era hora de madurar.

—Necesitas empezar a tomar con más madurez las cosas. Entre ellas a las mujeres —su contrario acarició su barbilla, pensativo. —Últimamente has sido un completo idiota con mi cuñada.

—¿Idiota? ¿Por qué tu primo sería un idiota, hijo?

—No sabe que hacer con una mujer.

Lea no podía perder el maravilloso regalo que el destino le estaba haciendo: ¡su sobrino por fin la tomó en cuenta para ayudarlo como una guía en su vida!

—Necesito ayuda de alguien que tenga experiencia con las mujeres, y aunque Aubrey no sea la mejor opción es al único que conozco —manifestó.

Ambos lo miraron queriendo ayudar.

—O empiezas a tomar las cosas con más madurez que la de un niño de siete años o no te ayudaremos.

Liam accedió sólo porque sabía que Alice era una mujer impresionante y sabía que Kate no le daría la oportunidad de poder probarle que en verdad la amaba.

Mientras tanto, Elizabeth empezaba a hacer bocetos de cómo quería su vestido de novia.

—¿Es necesario que use un vestido?  —le mostró su dibujo del traje de su prometido, quería uno igual para ella.

—Reserva tus comentarios para ti misma, Zoe. ¡Un vestido es la parte principal de una boda! —exageró Alice como repuesta, pero su hermana estaba cincevtrada en algo más.

—Olor a chocolate, ¿crees que hayan hecho una tarta? Porque tengo hambre —dijo. —¡Sonríe! No puedes estar enojada conmigo solo porque ya no quiero dibujar y quiero comer tarta de chocolate.

—Es que eres increíble, comimos tarta de chocolate ayer —exclamó su hermana.

—De igual forma, no hay ninguna regla que me impida comer. Luego seguimos, Alice.

Decidieron bajar a buscar ese postre que Elizabeth tanto adoraba. No tuvieron que buscar mucho, pues la madre de las jóvenes ya estaba sirviendo sus trozos de tarta.

«Así no voy a entrar en el vestido que usaré en la boda de mi hermana» pensó Alice recibiendo el pastel.

Ahora mismo iba a subirles su merienda, pero ya que bajaron...

Las tres se dirigieron al comedor entre risas.

—Rico, muy rico —sonrió Zoe.

Maintenant si c'est de l'amour (PGP2023) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora