La Segunda Prueba

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Se puso uno de los atuendos monocromáticos que más destacaba en su guardarropas; un jersey de cuello alto, pantalones sastre y zapatos que parecían recién lustrados, todo de color negro opaco. Cuando terminó de vestirse, se miró brevemente al espejo para cerciorarse de que todo estuviera correcto, y salió de la habitación peinando hacia atrás su cabello. Sin embargo, vio como algunos alumnos en la sala común tenían puestos abrigos, por lo que volvió rápidamente a su cuarto y tomó una bufanda oscura, había pensado tomar una de Slytherin, pero no tendría mucho sentido.

Ya finalmente listo, salió en dirección al lugar donde se llevaría a cabo la segunda prueba del Torneo de los tres magos, en este caso cuatro. Se cruzó con varios estudiantes en el camino quienes se dirigían al mismo lugar que él. Algunos lo evitaban, mientras que él evitaba a otros. Así sucesivamente hasta que llegó a la explanada que llevaba al Lago Negro. Allí, vio como Draco, Crabbe, Goyle, Nott y Zabini estaban parados en un círculo del que sólo ellos eran parte. Sin dudarlo  Septimus se acercó a ellos, uniéndose a la charla.

—...dijo que no iba a venir— decía Draco con las manos en sus bolsillos.

—¿Quién?— preguntó el Lestrange.

—Pansy— respondió Blaise —¿No te enteraste?— recibió una negación por parte del pelinegro.

—Al parecer ella y Black terminaron— añadió el rubio con una sonrisa —. Sabía que no durarían.

—Ayer por la mañana, después de verte casi muerto— Septimus entrecerró los ojos intentado recordar, pero no quería interrumpir a Theodore —, Pansy fue al Gran Comedor a buscar a Black, y dicen que parecía muy enojada. Después se fueron, y cuando la vimos estaba mal. 

—¿Ahora dónde está?

—Creo que en la Torre de Astronomía— dijo Goyle, haciendo que se quedaran en silencio.

—Debo irme— informó Septimus cuando vio a Madame Maxime hablando con Dumbledore, y este miraba para todos lados como si buscara a alguien, sin embargo, no podía dejar de pensar en su amiga, quien probablemente estaría mal.

El grupo lo siguió de cerca, pero se separaron cuando ellos se fueron a las tribunas y el Lestrange caminaba hacia donde se encontraba Fleur hablando con algunos estudiantes de Beauxbatons, sin embargo, Dumbledore lo detuvo de repente.

—Señor Lestrange— lo saludó poniendo una mano en su hombro, algo que Septimus detestaba, pero no hizo nada más que mirar al anciano de manera neutral —Fue una pena que ayer no haya podido asistir a la reunión que tuvimos programada en mi oficina. 

—Bueno, profesor, me temo que al parecer tenía razón. El juego de niños se nos fue de las manos con Orion, pero no sentí nada hasta llegar a mi cama.— informaba con elegancia en su voz y una media sonrisa —. Pero gracias a Madame Pomfrey ahora estoy perfecto, démosle el crédito a ella. 

—Es bueno oírlo, joven Lestrange, de verdad un placer— exclamaba asintiendo hacia el contrario —. Por cierto— dijo susurrante acercándose un poco —, me entere de su relación fallida con la señorita Delacour. Pero lamentablemente tendrá que continuar junto a ella mientras el Torneo siga, ya sabe, por reglamento. 

—No hay problema, profesor. Creo que ambos somos lo suficientemente maduros como para convivir en el mismo espacio— respondió mirando de reojo a Fleur hablando con Madame Maxime. 

—Entonces ya no hay nada de que preocuparse— el anciano se giró hacia la mesa del jurado para verla brevemente —. Bueno, dejo de hacerle gastar su tiempo.

—No hay problema, señor— despidió el pelinegro con una forzada sonrisa, pero ni bien Dumbledore se giró, Septimus lo siguió con una mirada de odio y su sonrisa desaparecida. 

El Heredero de Regulus Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora