Señor Tenebroso

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Los días de hacían semanas, las semanas en meses. Septimus crecía, pues se notaba que ya no era un niño, sino un joven adolescente. El nublado y frío clima de Albania lo volvían más pálido de lo normal, su cabello negro crecía, aunque su madre le había hecho un corte el cual apreciaba bastante, sin embargo en el momento había sido un completo desastre. 

Su cuerpo había heredado la altura de ambas familias, haciendo notar su metamorfosis y las largas caminatas que daban. Habrán pasado unos 5 meses desde que el niño fue retirado, y nunca había visto alguna muestra de afecto de sus padres, es decir, ellos parecían quererse, pero nunca se habían tomado de la mano, nunca se habían besado, ni siquiera en la mejilla. Aquello daba mucho que pensar Septimus en las palabras que su madre le había dicho, acerca de que ella de verdad amaba a ese tal Regulus Black ¿Qué será de Sirius? era una pregunta que siempre se hacía, pues Sirius era el padre de Orion, y tal vez... No, otra vez las dudas se apoderaron de su ser, pero como había hecho antes, reprimió todas sus "conclusiones" para centrarse en lo que verdad importaba.

Sirius Black es visto cerca Hogsmade... Sirius Black busca asesinar a Harry Potter...Hipogrifo en Hogwars daña a un estudiante.

Aquellas eran las últimas noticias que habían llegado de Hogwarts, de Orion, de Hermione... aunque para ser sinceros, Septimus había optado por borrarla de sus pensamientos y esforzarse en la búsqueda, fue díficil, bastante, pero lo logró. Ahora sin una Sangre Sucia en sus pensamientos, él era un perfecto Avery-Lestrange; detestaba a los Muggles, era callado, parecía siempre estar pensando en algo, su aristocrático y rígido andar, la barbilla en alto y las pisadas fuertes lo mostraban como un Noble antiguo, era la perfecta mezcla de las mejores familias Sangre Pura. Sinceramente, pasar tanto tiempo con su padre, y la forma de ser de este, habían ayudado a la forma de ser del joven. Pues necesitaba una figura masculina, paternal a la que fijarse, y aunque quisiera, Rodolphus no lo era, ni nunca lo sería. 

- Shhh, abajo - dijo Rabastan con un hilo de voz.

Habían caminado demasiado para un ser humano, tal vez horas y horas, pero se detuvieron ante una vieja cabaña, detrás de esta había una especie pared de árboles, claro que no era para nada natural. La esencia de magia que desprendía aquel terreno era imposible de no notar para un mago, o tal vez sólo para Septimus, quien notó que sus padres no sentían lo mismo.

- Hay que entrar - exclamó Septimus, sin siquiera pensar, mientras se agazapaba entre algunos arbustos.

- ¿Qué? ¿Cómo lo sabes? - inquirió el hombre con un gesto incrédulo.

- Sólo lo sé, vamos - ordenó demandante el menor.

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Sus padres le habían permitido enviarle sólo una carta a Orion, por lo que no desaprovechó la oportunidad.

Orion Corvus Black McKinnon...

Orion, me he enterado que estás en Hogwarts, ahora que me fui. Como sabes no puedo decirte mi ubicación, por lo que hablemos de allí. ¿En qué casa estás? Espero que en Slytherin, es broma, teniendo en cuenta a tus padres estarás en Gryffindor. ¿Conociste a una chica llamada Hermione Granger? ¿Qué tal está?  dile esto de mi parte "Leones, nunca saben cuando dejar de rugir. En cambio las serpientes, son silenciosas" por favor, si puedes dícelo.

Tu padre ha escapado de Azkaban, mi padre igual, estoy con él. Pero no le digas a nadie.

En fin, amigo. Espero que estés bien.

Septimus Sarvolo Avery Lestrange.

Fin del Flashback

El Heredero de Regulus Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora