Nunca Demasiado Tarde

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Septimus no quiso obedecer a Snape, pues no quería dormirse. Parecería estúpido, pero temía demasiado la idea de dormir y volver a soñar con aquello. Para muchos sería una simple pesadilla, pero para él era algo mucho peor; muchas veces en su vida se había sentido solo y abandonado ¿Pero en que otro lugar se estaba más solo que en la mente de uno mismo? En su vida cotidiana, podía confiar en su madre u Orion para que estén de su lado, pero en un sueño ninguno de los dos podría ayudarlo. Era como volver a la primera vez que lo torturaron con Cruciatus, pero que aquellas sensaciones se repetían una, y otra, y otra vez. 

No le quedaba nada más que las dos personas más importantes de su vida; su primo y su madre. Y a pesar de que el Lestrange no fuera la persona más demostrativa del mundo, podría llegar a asesinar por ellos dos, algo que hizo por la persona equivocada, su padre, quien penamente podría llamarse padre. 

Volvió a subir las escaleras, y caminaba hacia el Gran Comedor, con la intención de sentarse en la mesa que le pertenecía antes de que se presentaran los estudiantes de Beauxbatons. 

Pasaba por los pasillos, con su uniforme siempre tan impecable como siempre, incluso no parecía que hayan pasado meses desde el primer día. Un Lestrange jamás dejaría que se lo viera en un aspecto deplorable, mucho menos un Avery. Claro que cargaba con dos de los apellidos que casi encabezaban los Sagrados Veintiocho, y no podría mostrarse de otra forma que como un buen sangre pura. Las mangas de la camisa era abrochadas con unos gemelos de plata, los cuales eran el emblema de la casa Lestrange, que evitaban que por alguna parte de la manga se viera la Marca Tenebrosa. Por encima, el suéter de su casa, y finalmente la túnica de color negro que contrastaba perfectamente con el verde. 

Su cabello había alcanzado la longitud perfecta para que se comenzaran a formar rizos en las puntas, algo que Mérula evitaba a toda costa, pues no había explicación para que aquel detalle aparezca, al tener tanto ella como Rabastan cabello lacio. Sin embargo, Rodolphus siempre decía que lo habría heredado de su abuelo paterno, quien tenía el cabello lleno de rizos, lo que hacía que se lo corte. Aunque Septimus prefería tenerlo más o menos largo, y que algunos mechones cayeran por su frente, mientras que lo demás era peinado perfectamente hacia atrás. 

Finalmente, llegó al Gran Comedor, y al haber pocos estudiantes, se dirigió a su mesa, con la finalidad de escribir una carta a su madre:

Madre:

No me alcanzaría el papel para decirte todo lo que ha ocurrido en estos pocos meses, pero como me dijiste que te mantuviera al corriente de todo lo ocurrido, será mejor que lo resuma lo mejor posible:

Apenas unos días después de mi llegada, Dumbledore me pidió que sea el representante de Beauxbatons en el Torneo de los Tres Magos, debido a que soy uno de los pocos alumnos que habla francés a la perfección. Pero yo asumo que sólo lo hizo para mantenerme vigilado. Por otro lado, Orion es el representante de Durmstrang, y al parecer, se lleva muy bien con Karkarov, a quien, por cierto, le agradecí en nombre de los Lestrange por el favor que nos hizo. 

El plan está yendo a la perfección, y el sábado Potter fue elegido como cuarto campeón. Debiste haber visto la cara de Dumbledore; parecía no poder creer que su "estudiante modelo" haya sido capaz de poner su nombre en el Cáliz. Aún nadie desconfía de nadie, pero hay una ligera tensión entre Karkarov y el Profesor Moody, pero supongo que es por razones obvias. Hablando de él, de vez en cuando le llevo los ingredientes para su poción, y Severus suele culpar a cualquier Gryffindor, es especial a los gemelos Weasley. 

Mi relación con Orion va mejorando, y aunque tuvimos una pequeña discusión, supongo que fue porque el día concordó con la muerte de su madre, y al yo ser el único Lestrange, y con el que se siente más seguro, se descargó conmigo. 

El Heredero de Regulus Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora