Rey de las Serpientes

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Volver a lo que alguna vez tanto odió se sentía extraño. Los hijos de Mortífagos le preguntaban en voz baja acerca de la Marca Tenebrosa, mientras que varias estudiantes de Slytherin lo encontraban muy apuesto, y su reciente cicatriz aumentaba mucho más aquella atracción. También estaban los niños de los primeros años, quienes lo veían con temor, pero con admiración a la vez, pues era claro que habían oído los rumores de que la familia Lestrange podría estar implicada en los ataques al Campeonato Mundial de Quidditch, y con ello a la Marca Tenebrosa en en cielo. 

Los mayores de la Serpientes lo veían con cierta peculiaridad de su mirar, aunque también les atraía la idea de tener a tan opulento y buen estudiante en su casa nuevamente.

El joven compartía algunas miradas con su primo Artorius, a quien no había visto desde aquel encuentro en la Mansión Ryddle.

Dumbledore dio su común discurso, el cual no había cambiado en nada. Pero repentinamente apareció Moody, aunque para los Lestrange era claramente Barty Jr.

Al saludar a su "viejo amigo" el anciano dio la orden para que los alumnos comenzaran a gozar del fantástico festín que otorgaba cada cena en el colegio. Todos gritaban de alegría al probar nuevamente las delicias de Hogwarts, sin embargo, Septimus sólo mantenía su mirada y atención en Pansy Parkinson, sentada a su derecha. Nunca le había visto nada especial a la chica, ni nunca lo haría, pero por mera obligación de caballerosidad, él debía atenderla toda la cena, respetando la regla que su madre siempre repetía "Un caballero siempre ayuda a la dama que tiene a su lado derecho, bien sea a pararse, a sentarse, o sólo estar atento a sus necesidades" y claro que la palabra de su madre era ley. 

Pero nada le impidió ver cómo la joven echaba varias miradas rápidas hacia la mesa de los leones, pero no con odio, como todas las serpientes lo hacían, sino que miraba con neutralidad, y Septimus supo en un instante a quien. Su compañera de curso miraba a Orion Corvus Black McKinnon. 

- "Debe estar bromeando" - pensó el Lestrange mientras se giraba hacia donde la Slytherin ojeaba.

Pero en el mismo instante en el que se encontró con dos inconfundibles y hermosos ojos color avellana que lo miraban, apartó sus oscura vista, y volvió a centrarse en sus modales. Por deber sirvió a la dama, aunque para él no era ninguna dama, de todo lo que ella apetecía. 

Frente a él se encontraba su primo Draco, junto a Crabbe y Goyle, aunque como siempre, ignoraba a los acompañantes del rubio.

- Por fin te dignas a volver - reprochó Malfoy mientras se llevaba con educación un bocado de carne a la boca.

- Estaba ocupado - fue la seca respuesta que el pelinegro se limitó a decir.

- Y dinos...¿Cómo se siente? - preguntó Theodore, quien estaba a un lado del Lestrange, seguido de Blaise - Me refiero a.... - Artorius y Septimus se miraron, y luego dirigieron sus vistas al joven que habló.

- En la Sala común te lo dice, aquí no - interrumpió Zabini al ver como el severo rostro del Lestrange se tornaba irritado. Pero se tranquilizó ante las palabras del moreno. 

- Hmm...Septimus - al recibir la mirada del nombrado, Nott continuó - Debes saber que nuestros padres nos ordenaron que obedezcamos las órdenes tuyas y de Artorius en cualquier momento - 

El ojinegro no comprendió completamente a qué venía aquella inoportuna revelación, pero como muestra de clase, asintió para que luego cada uno se concentrara en su plato. Todos estaban acostumbrados a la forma de ser del Lestrange, aunque desde su vuelta, era mucho más sibilino que de costumbre. 

Al cabo de unos minutos de silencio en su grupo de amigos, aunque no en el Gran Comedor, Artorius le alcanzó un periódico a su primo menor, quien estaba unos cuantos alumnos de él.

El Heredero de Regulus Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora