La Cena

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Después de aquella incómoda bienvenida, todos se dirigieron hacia el comedor. Había algunas miradas tensas entre Septimus y Orion. El Black analizaba cada mínimo movimiento del Lestrange, como si buscara algún tipo de anormalidad en su comportamiento, además de su conducta seria y su nueva cicatriz, lo que nadie sabía es que estaba intentado averiguar algo para decírselo a Dumbledore. Mientras que por otro lado, Septimus buscaba alguna debilidad mental en su primo. Claramente su relación no era la misma, y ambos lo sabían.

En las puntas de la gran mesa se encontraban los hermanos Lestrange a cada extremo, mientras que Mérula y su hijo se encontraban a un lado, y Orion y Artorius al otro, pues Bellatrix había sido encarcelada en Azkaban el día que liberaron a Rabastan. 

La cena avanzaba lentamente en un silencio profundo, mientras que Nina, la elfina de los Lestrange, servía los platos con algunos deliciosos manjares. Parecían nobles antiguos gracias a la educación y delicadeza con la que comían. Por algunos momentos, Septimus y el Black cruzaban sus miradas del uno hacia el otro. De fondo, los mayores hablaban de temas estúpidos y sin importancia para los menores, pues era acerca de la forma en la que atraparon a Bellatrix, y de la manera en la que podían liberarla. 

Por otro lado, los menos se mantenían en silencio, aunque Septimus esperaba alguna estupidez de parte de Artorius, pero fue Orion quien comenzó la charla. 

- Y dinos, primo - miró a Septimus, quien le devolvió una mirada tranquila - ¿Qué te ocurrió? - se tocó la mejilla, la misma parte donde su primo tenía la cicatriz. Orion parecía atento ante la respuesta, por lo que miró con un gesto interesado.

- Un error, y lo pagué - respondió brevemente, sin siquiera darle importancia al asunto. Para ese momentos, los mayores ya se habían interesado en la charla.

- ¿Y tú, Black...? - comenzó Artorius con una sonrisa maliciosa - ¿Qué te ocurrió? - fingía pena mientras señalaba las cicatrices de su primo.

Mérula esperaba expectante, pues obviamente quería saber lo que le ocurrió, y fue algo que volvió a llamar la atención de Rabastan cuando la vio tan interesada en el pequeño.

- Nada importante, un pequeño pleito...es todo - decía con el mismo desinterés que Septimus mostró anteriormente, pero con una especie de ironía en su voz - Aunque gracias por preguntar, primo - 

Mérula le echó una mirada recriminatoria a su cuñado, pues en reiteradas ocasianes le había informado que detestaba cuando los castigos dejaban marca. Sin embargo, Rodolphus transformó su gesto serio, a un severo ceño fruncido, y dirigió su visa directamente al Black, sin importarle las personas que habían, aunque, ellos ya estaban acostumbrados.

- ¡Black! - apretó la mandíbula, pues no había cosa que el mayor Lestrange odie más que el sarcasmo e ironía con la que usualmente se expresaba Orion - A tu habitación - 

Para sorpresa de todos, el Black sonrió victoriosamente como si hubiese ganado un partido de Quidditch de la Copa Mundial. 

- Relájate, Tío - Septimus lo miraba con desentendimiento, pues pensaba que se perdió de mucho ¿Cuando fue el momento en el que Orion se defendía solo? - De hecho, tengo una noticia para todos - Estaba llamando plenamente el atención de todos, especialmente la de Rodolphus - Me iré de la mansión...ya que Dumbledore aún es mi guardián por ordenes de mi madre, no tengo por qué seguir siendo un estorbo para los Lestrange - 

Septimus no dejaba de analizar cada mínima palabra de su primo, no entraría en su mente, pues tenía respeto por la privacidad de las demás personas, pero le llamaba soberanamente el interés de los planes que el Anciano de Dumbledore tendría planeado, aunque tampoco era tan tonto como para pensar que ese viejo se interesaría en algo que no fuera por su propio bien. Por otro lado, un gesto divertido apareció en la cara de Rodolphus, mientras que Rabastan seguía sin comprender que estaba ocurriendo al igual que Artorius.

El Heredero de Regulus Black (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora