Mientras tanto, Coral buscó entre los objetos que había almacenado en un cofre de su habitación, una medicina que había conseguido hacía poco tiempo, la cual supuestamente servía para curar todo. Aunque todavía no existía como tal el comercio en su cultura, sí existía el sistema de trueque, por lo que ella había obtenido este remedio a cambio de un gran paquete de algas.
La joven llevó la medicina a su hermanito, quien estaba nuevamente tirado en su cama, y se había cubierto con la cobija hasta la cabeza. Coral lo destapó y dijo, extendiéndole el frasco de medicina: –Ten. Según me dijeron, esta cosa puede curar todo. Espero que te quite el dolor.
–Gracias– respondió él, cogiendo el recipiente. Lo destapó y tomó un poco. –Sabe muy salado– se quejó."
Las personas del público se rieron mucho al oír esto. El narrador sonrió y prosiguió:
"Bien, bien. Coral también se rió, y comentó: –Si funciona, valdrá la pena aguantar el sabor.
Ari sonrió levemente y se volvió a cubrir con la cobija. Coral se sentó en el piso cerca de la cama. Pasaron unos minutos cuando él habló: –Lo siento mucho.
La muchacha se sorprendió: –¿Por qué lo dices?
–Porque ayer te traté mal cuando llegaste a rescatarme. Realmente soy un hermano bastante ingrato. No me parezco a ti, eres la realmente ejemplar.
–Y tú el realmente dramático, pero no importa, de todos modos te quiero mucho. No te preocupes por lo que pasó– contestó ella. Ari sonrió de nuevo, asomando los ojos fuera de la cobija. Coral le palmeó un hombro. Agarró de nuevo el frasco de medicina y murmuró algo.
–¿Qué dijiste?– preguntó Ari.
–Nada importante– contestó ella, volviendo a mostrar seriedad en su expresión.
Ari no insistió, pero estaba casi seguro de que ella había dicho: –Sería bueno si esto también le quitara lo enamorado.
La mayor estaba a punto de salir de la habitación, cuando se asomó por la puerta Sindri. Entonces Coral le preguntó: –¿Qué pasa?
–Sólo quería saber si Ari está bien– respondió el pequeño.
–Sí, ya estoy mejor– contestó el aludido. Sindri suspiró aliviado, pero no se movió.
Tras unos segundos de silencio, Coral le dijo: –Bueno, yo ya me voy. ¿Me dejas pasar?
Sindri vió que estaba obstruyendo la salida, y rápidamente se hizo a un lado para dejar pasar a Coral, quien cruzó la puerta de inmediato, no sin antes echarle una mirada de advertencia a ambos muchachos.
Una vez solos, Sindri se acercó a su hermanito mayor y dijo: –Perdón por el golpe. Creí que funcionaría mejor.
Ari sacó su brazo y le hizo seña de que no importaba. El pequeño se sentó en el suelo, junto a la cama.
Pasó un rato, durante el cual, ninguno de los dos habló, hasta que, de pronto, Ari se quitó la cobija y preguntó: –Hermanito, ¿te acuerdas de qué son las sílfides?
Sindri se sorprendió por lo repentino de la reacción del mayor, pero en cuanto se le pasó la sorpresa, contestó: –Creo que eran algo así como fantasmas, pero había alguna diferencia... ¿Pero eso qué tiene que ver?
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Flor de viento, criatura marina
FantasyPrimera historia de "La visión del hechicero" En una isla con cuatro reinos, la paz se vio alterada cuando el príncipe Erik, del reino de Heland, viajó desde el continente para pedir ayuda al rey Haakon de Toivonpaikka. En Heland, despreciaban a los...