El príncipe habló: -Bien, no tengo mucho, pero espero que sea útil. Según los cuentos, en nuestro reino no había muchos silfos, pero sí había kelpies, nibelungos, algunos dragones, y a veces llegaban sirenas a las costas. Todos fueron erradicados del territorio después del ataque, ya que los cristales de ruburum les afectan, y algo que había pasado por alto es que en una versión, cuando Esir regresó como silfo para volver a atacar a mi papá, obviamente fue más difícil vencerlo porque ya estaba muerto, pero cuando tocó un ruburum, volvió a su forma real y por eso pudieron acabar con él.
Anémona se estremeció, pensando en el peligro que acababa de pasar Ari, pero hizo seña a Erik de que continuase, lo que hizo inmediatamente: -Hay otra versión que dice que en realidad nunca volvió a su forma de tritón, pero al ver que no podría ganar, sencillamente se desintegró. "Se volatilizó como el alcanfor" es la descripción literal. Pero eso no me queda muy claro, ¿cómo desaparecería solo porque se rindió?
-En realidad sí es posible, ya que las sílfides dependemos de las emociones para existir- respondió Anémona.
-Oh, pero, ¿por qué te molestaste cuando dije que...?- preguntó Erik, pero la joven lo interrumpió: -Si nos rodean seres con emociones positivas, vivimos menos tiempo con esta forma, ya que eventualmente eso nos ayuda a regresar a lo que éramos originalmente, pero con emociones negativas vivimos más con esta forma, y llega un punto en que no podemos seguir materializadas, entonces desaparecemos.
-Ya veo. Entonces, para salvarte, tendría que hacer que estuvieras en un lugar muy feliz- afirmó el príncipe.
-Bueno, también hay otra manera, pero esa no la puedes cumplir, así que dejémoslo así- contestó Anémona.
Erik trató de retomar la palabra, pero la muchacha se distrajo mirando a la ventana. Él la observó, admirando cómo a pesar de lo cruel y seria que se comportaba cuando estaban juntos, había una vitalidad extraordinaria en las reacciones de la muchacha, que parecía ir extinguiéndose al abrirse paso a su imagen exterior.
Tras un corto tiempo, Anémona volvió su mirada al príncipe, quien tras pensarlo un poco, decidió que debía decir lo que sentía antes de perder la oportunidad, pero ese no era un buen lugar para hacerlo, así que dijo: -Salgamos a ver el mar.
-¿Qué? ¿Por qué?- inquirió ella, alerta por lo que había ocurrido con Ari anteriormente.
-Solo como despedida. Nunca me dí el tiempo de admirarlo apropiadamente desde el puerto- pretextó él.
-Hmm, está bien, pero ¿eso es todo lo que sabes? ¿Seguro de que no te estás olvidando de nada?- preguntó Anémona, mirándolo acusadoramente.
-No tuve mucho tiempo, es todo lo que sé de esta historia. ¿Y porqué preguntaste por esa historia después de todo? Tampoco me has dicho todo lo que sabes- protestó Erik.
-No te he dicho todo porque puedes usarlo en mi contra en algún momento, y pregunté por la historia, porque como dijiste antes, tengo problemas de identidad, y para resolverlos tengo que saber si antes hubo casos que se parezcan al mío.El príncipe quiso rebatir, pero al ver que la muchacha se dirigía a la puerta, sin mirarlo, se levantó rápido y fue tras ella. Salieron de la biblioteca en silencio, pero no duró mucho, pues Erik insistió en que Anémona lo acompañara al puerto.
Tuvo que pedirlo como cinco veces más hasta que ella aceptara: -De acuerdo, vamos, pero que sea rápido.-Así será, no te preocupes- aseguró el príncipe, a lo que la muchacha respondió con un leve movimiento de cabeza.
Salieron del castillo y caminaron entre las construcciones del reino, las cuales no estaban distribuidas uniformemente, pero compartían el estilo redondeado de su diseño. Debido al mal clima que seguía afectando a la isla y sus alrededores, no había muchas personas fuera de sus casas, y las que los veían pasar, sólo saludaban a la muchacha, lo cual hizo pensar al joven que realmente casi a nadie le agradaba su presencia.
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Flor de viento, criatura marina
FantasyPrimera historia de "La visión del hechicero" En una isla con cuatro reinos, la paz se vio alterada cuando el príncipe Erik, del reino de Heland, viajó desde el continente para pedir ayuda al rey Haakon de Toivonpaikka. En Heland, despreciaban a los...