Aunque Hagen no se sintió mejor con la idea de Anémona, era mejor dejar que ella fuera a investigar, ya que si él intervenía nuevamente, era mucho más probable que volvieran a descubrirlo.
-Está bien. Sólo no se olvide de contarme, que si me quedo con la duda me dará insomnio- pidió.
Anémona rió y asintió, tras lo cual, los pequeños seres se despidieron y regresaron al interior de sus túneles. Ella también continuó su camino, mientras pensaba cómo podría investigar el tema de los remeros rápida y eficazmente, pero la interrumpió un "hola" muy alegre.
Volteó para encontrarse con el sonriente rostro de Violeta, quien se acercó rápidamente hasta ella.
Sin estar segura de cómo reaccionar, Anémona regresó el saludo con una sonrisa leve: -¿Cómo has estado?Violeta se sorprendió un poco de oír la voz de su amiga, pues el tono que usó fue más frío de lo que quería demostrar, y además entre ellas hacía mucho que no lo usaba, y no pudo evitar ponerse más pálida de lo normal. Anémona también palideció más, pues también se dio cuenta de cómo había sonado. A pesar de que quería mucho a Violeta, todavía no sabía quién había revelado su secreto al príncipe Erik, y la sílfide aún se contaba entre los sospechosos.
Tras unos instantes, Violeta contestó: -Estoy bien. Venía a ver si ya estabas aquí, en casa hay mucha tensión por el clima, así que decidí que era mejor buscarte, o en cualquier momento me enojaré con alguien de mi familia y no quiero.
Anémona sólo asintió con la cabeza. Luego de un nuevo silencio, Violeta interrogó: -¿Tú cómo estás? Ayer no te vi en todo el día, pero sin duda te ves mejor.
-Descansé un poco mejor, y además nos reorganizamos, así que creo que estoy bien- explicó la joven.
-Qué bien. ¿Y cómo te fue con Ari?- inquirió con muchas curiosidad la sílfide.
Anémona sonrió con más amplitud y contestó: -Ese chico me alegra la existencia. Pero me preocupa que le pase algo, Erik volvió a venir al bosque y vio a Ari. Por suerte no descubrió que es un tritón, pero me da miedo no poder protegerlo.
-¿Cómo volvió a entrar aquí ese...?- gruñó Violeta, a lo que su amiga contestó: -Tiene cristales de ruburum. Con ellos anula el efecto de la barrera mágica.
La sílfide se cubrió la boca con la mano, molesta. Anémona continuó: -Justo ahora iba a buscar a Ari, debo decirle que hay que tener más cuidado. Aunque dijo que hoy quería llevarme a conocer el mar.
-¿Conocer el mar? Creo que ya me perdí muchos capítulos de la historia- protestó Violeta.
Anémona explicó rápidamente que el día anterior ella había llevado al muchacho a conocer una parte del bosque, haciendo reír a Violeta al mencionar cómo Ari se pasó mucho rato jugando con las ranas y el asombro con que veía todo ese ecosistema tan extraño para él.
-¡Qué tierno! Es como un bebé conociendo el mundo- exclamó la sílfide.
-También lo veo así. Y no quiero que cambie, pero no puedo estar cuidándolo todo el tiempo, y no sé qué hacer- expresó Anémona.
Violeta pensó con cuidado por unos minutos, y sugirió: -Bueno, aunque nosotras lo veamos como bebé, obviamente ya no lo es. ¿Qué tal si le enseñas a moverse en tierra?
-¿Cómo, si estando quieto se cansaba rápido? Si se mueve, se agotará más rápido y tendrá más desventaja- preguntó la muchacha.
-Hmm, eso sí. Bueno, creo que tendría que verlo primero para saber qué hacer- aseguró su amiga.
Anémona respiró hondo. -¿Quieres venir a verlo conmigo?- preguntó insegura.
Violeta se sorprendió: -¿Puedo?
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Flor de viento, criatura marina
FantasyPrimera historia de "La visión del hechicero" En una isla con cuatro reinos, la paz se vio alterada cuando el príncipe Erik, del reino de Heland, viajó desde el continente para pedir ayuda al rey Haakon de Toivonpaikka. En Heland, despreciaban a los...