Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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El momento de irme a Hogwarts cada vez estaba más cerca haciendo así que mis sentimientos estuvieran a flor de piel. Aun así mis padres hicieron todo lo que estuvo en su poder para tratar de pasar el máximo tiempo conmigo mientras el día llegaba, algo con lo que estaba muy agradecida. Debido a que el tiempo sin vernos sería bastante, y quería disfrutar al máximo con ellos.
Finalmente había llegado el día en el que iría a comprar mis útiles. Draco quiso ir conmigo, pero mis padres querían hacerlo un día familiar así que le dije que nos veríamos después, y que podía irme a despedir a la plataforma del tren, la idea no le gusto al principio pero Cissy lo terminó haciendo entrar en razón.
Esa noche casi no pude dormir, tenía muchos nervios y emoción, porque finalmente tendría una varita, mi propia varita. El cual era un momento muy especial en la vida de cualquier mago o bruja, así que me levante muy temprano ese día, procedí a arreglarme, pretendía irme cómoda ya que habría que caminar y además de eso mandar a hacer mis túnicas, así que descarte por completo la idea de ir con vestido, a parte ya les estaba perdiendo el gusto a usarlos, no eran del todo prácticos, así que opté por un atuendo sencillo de unos pantalones y un buzo de cuello alto blanco, luego comencé a cepillar mi cabello pero justo en ese momento llamaron a la puerta.
-Pase- dije mientras me acomodaba a un lado de mi tocador
-Vaya y yo que creí que te tendría que arrancar de las cobijas como es costumbre- dijo divertida mi madre, reí ante su comentario porque tenía razón, era demasiado dormilona y levantarme temprano no era una tarea sencilla
-Supongo que es la emoción del día madre- respondí mientras agarraba mi cepillo y procedía a peinar mi sedoso cabello castaño claro
-Ven linda, te ayudaré- dijo mi madre, seguido de eso le entregue el cepillo, continuo a eso comenzó a cepillarlo, pero en medio de eso salió a flote una duda en mi interior y como persona curiosa no me la pude guardar
-Madre, puedo hacerte una pregunta- dije con algo de nervios en mi voz
-Por supuesto Ada, ¿Qué pasa cielo?- dijo con tono de amor impregnado de curiosidad
-¿Porque tengo el cabello de este color?- pregunté
-¿Qué pasa con el color?- preguntó
-Es extraño-
-Cariño tu cabello es castaño claro con toques rubios, no hay nada de extraño en él, de hecho es un color hermoso-
-Pero tú y padre tienen cabello negro-
-Hija la genética es rara, pero te aseguro que es posible que nazcas con un cabello diferente al de nosotros- dijo con una sonrisa tranquilizadora
