Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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Cuando llegamos a casa, nos dispusimos a cenar, y luego llegó el momento de levantarnos de la mesa, nos despedimos de mis padres y subimos las gradas hacia mi cuarto.
Draco se notaba nervioso y ansioso, podía oler como sus hormonas eran una completa locura, pues él sabía que aunque lo intentara no me iba a poder mentir, estaba asustado, pero yo no iba a presionarlo. Así que para romper el hielo comencé a contarle sobre lo que viví en Hogwarts durante ese año, le conté sobre la magnífica arquitectura, sobre las clases que más me gustaban y sobre las que menos, también sobre mis amigos y como Slytherin había ganado la copa de las casas ese año.
Mientras más le iba contando, podía ver como se iba sintiendo más cómodo e intrigado, sabía que le hacían falta mis historias, tanto como a mí me hacían falta sus ojos y esa sonrisa tan soñadora que solo él poseía.
Por eso me llenaba de ira el hecho de que Lucius pudiera llegar a ser tan severo, con alguien que te iba a entender mucho más con amor, Draco no era un niño normal, él era especial, pero el hecho de que lo hicieran sentir mal, humillado o menos, mancillaba su esencia.
Cuando ya le había contado la mayoría de mis aventuras en Hogwarts decidí abordar su tema discretamente
-Pero cuéntame copo de nieve- dije revolviéndole un poco el cabello -¿Qué tal estuvo tu año sin tu querida hermana?-
Él empezó a contarme lo que había pasado después de que yo volviera a Hogwarts, después de las vacaciones de navidad, me contó cómo le iba muy bien en sus lecciones de magia e idiomas, y que finalmente estaba aprendiendo a montar escoba, ya que él siempre había estado interesado en el Quidditch y montar una escoba era un gran paso para él.
También me contó que con Cissy las cosas estaban muy bien, pero pude notar como casi no nombraba a su padre, por lo cual decidí abordar el tema de una manera discreta.
-Y dime copo de nieve, ¿te has caído de la escoba?- pregunté
-Hasta ahora solo de espalda, pero nada grave, no ha sido desde mucha altura- explicó
-Entonces el golpe en tu cara no fue por eso ¿Cómo te hiciste ese golpe Draco?- pregunté.
Se había quedado sin la excusa del entrenamiento para justificarse, por lo que mientras intentaba buscar una buena mentira convincente evito mi mirada
-Sabes que no puedes mentirme, te conozco muy bien, cuéntame por favor- completé con dulzura y preocupación
-Se lo que estás pensando Hela, pero yo me lo busqué- justificó
-¿Qué hiciste para merecer ese golpe Draco?- pregunté acercándome a él para que se sintiera un poco más seguro
-Estábamos en mi lección de vuelo y papá es muy exigente, lo conoces, por lo que me estaba presionando más de lo que podía dar, por lo cual me cansé y me bajé de la escoba, por supuesto él no me había dado permiso de bajarme por lo cual se acercó a mí y me dijo:
