Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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Las cosas se podían complicar en un abrir y cerrar de ojos, y eso era lo que estaba sucediendo.
Primero la orden estaba pasando por un momento de crisis, pues gracias a la terquedad de Sirius por querer acompañar a Potter al andén nueve y tres cuartos lo habían descubierto. En el profeta lo habían declarado abiertamente "Sirius Black se estaba refugiando en Londres". No se sabía exactamente cómo es que lo habían descubierto o quien había sido, sin embargo eso no tranquilizaba a nadie, menos al implicado, al cual se le había prohibido completamente salir de la casa, lo que había provocado que se hubiera vuelto mucho más irritable que antes.
Además un miembro de la orden había sido condenado a pasar seis meses en Azkaban. Sturgis Podmore había sido capturado a altas horas de la noche en el ministerio de magia, y había sido condenado por intento de robo a mano armada (según el ministro). Lo que encendió las alarmas en todos nosotros, pues se sospechaba que había sido inculpado ¿Causa? Seguir abiertamente a Dumbledore.
En Hogwarts las cosas no iban mejor, habíamos recibido informes acerca del intento del ministerio en imponerse en la escuela, y según los testimonios era cierto.
Nunca había visto a Minnie tan disgustada e irritada cuando pronunciaba el nombre de una persona, pero claro no se trataba de otra que de Dolores Umbrigde, y tal como lo indicaba su nombre, era un completo dolor de trasero.
¿La conocía? había tenido la desgracia de hacerlo, debido a que por su fuerte lazo con el ministro me la había cruzado algunas veces en compañía de Lucius. Era despreciable e insufrible en todos los sentidos, por eso mismo compadecía a Minnie.
Por otro lado en mi vida todo continuo normal, no tuve ningún otro incidente aparte del Boggart, sin embargo Bill parecía seguir insistiendo en acompañarme a almorzar todos los días, su compañía me era placentera, así que no le vi problema alguno.
Por otro lado el contrato que Lucius me ofreció lo rechacé. Lo cual no le gustó nada, pues me mandó una carta poco después diciéndome que era un mal agradecida y que me arrepentiría por no seguir sus órdenes, pero si en algo soy buena, es en hacer oídos sordos.
-Al parecer tus almuerzos son mucho más interesantes que antes- dijo Mera con una sonrisa picara
-No empieces Mera-
-Oh vamos, llevan semanas repitiendo esa misma rutina, no me puedes decir que no sientes nada por el chico-
-Es complicado- dije
-¿Por qué?- preguntó
-Me gusta, eso es evidente, pero aún no sé si decírselo, quiero conocerlo mejor antes de sacar conclusiones ¿Entiendes?-
