Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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DRACO
Mi ánimo no había cambiado mucho desde el inicio del año, a pesar de que fuera a suceder el torneo y hubieran más alumnos en la escuela, no tenía cabeza para nada de eso.
Ante la vista de los demás mi actitud seguía siendo digna de un Malfoy, pero desde que había perdido mi cercanía con Hela, me había vuelto más irritable que de costumbre, y algunos cercanos a mí lo habían notado.
Trataba de saber un poco acerca de la vida de ella y como le estaba yendo en el trabajo, sin embargo no podía hacerlo directamente, pues si mi padre se enteraba sería mi fin, así que le pedía a mi madre que hablara con Adriana seguido y me mantuviera al tanto de todo lo que pudiera.
Hasta entonces mi foco de ira eran los Weasleys, pues gracias a ellos Adara me había dejado solo, por ir a "socorrerlos".
No entendía como le podía tener aprecio a esa gentuza, digo no tenían ni en donde caerse muertos y de buenas personas no tenían nada, al contrario eran un completo fastidio, era por culpa de su hermano Charlie que Adara se había ganado ese problema con mi padre, eran ellos los auténticos culpables de haber alejado a mi hermana, y se los haría pagar. Como si el mismo Salazar me hubiera escuchado pronto salió un anuncio en el profeta al cual le daría un buen uso, los dejaría como las asquerosas ratas que eran.
Tomé el periódico y lo llevé conmigo, fue entonces cuando lo encontré, al patético Weasley menor.
-¡Weasley! ¡Eh, Weasley!- lo llamé
-¿Qué?- contestó la comadreja
-¡Tu padre ha salido en el periódico, Weasley!- anuncie
Mientras estaba blandiendo un ejemplar de El Profeta y hablando muy alto, para que todos cuantos abarrotaban el vestíbulo pudieran oírlo
-¡Escucha esto! MÁS ERRORES EN EL MINISTERIO DE MAGIA Parece que los problemas del Ministerio de Magia no se acaban, escribe Rita Skeeter, nuestra enviada especial. Muy cuestionados últimamente por la falta de seguridad evidenciada en los Mundiales de quidditch, y aún incapaces de explicar la desaparición de una de sus brujas, los funcionarios del Ministerio se vieron inmersos ayer en otra situación embarazosa a causa de la actuación de Arnold Weasley, del Departamento Contra el Uso Incorrecto de los Objetos Muggles-
Podía ver el desprecio en los ojos del idiota, por lo cual solté una risa y agregué
-Ni siquiera aciertan con su nombre, Weasley, pero no es de extrañar tratándose de un don nadie, ¿verdad?-
Todo el mundo escuchaba en el vestíbulo. Con un floreo de la mano, volví a alzar el periódico y leí
-Arnold Weasley, que hace dos años fue castigado por la posesión de un coche volador, se vio ayer envuelto en una pelea con varios guardadores de la ley muggles (llamados «policías») a propósito de ciertos contenedores de basura muy agresivos. Parece que el señor Weasley acudió raudo en ayuda de Ojoloco Moody, el anciano ex auror que abandonó el Ministerio cuando dejó de distinguir entre un apretón de manos y un intento de asesinato. No es extraño que, habiéndose personado en la muy protegida casa del señor Moody, el señor Weasley hallara que su dueño, una vez más, había hecho saltar una falsa alarma. El señor Weasley no tuvo otro remedio que modificar varias memorias antes de escapar de la policía, pero rehusó explicar a El Profeta porqué había comprometido al Ministerio en un incidente tan poco digno y con tantas posibilidades de resultar muy embarazoso-
