Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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Cuando me desperté vi que era el atardecer y que Marcus seguía dormido, aunque un poco sudado y decía palabras que no lograba distinguir muy bien, verlo así tan lindo con el pelo sobre la cara me hizo querer besarlo, y así lo hice, pero en menos de lo que esperaba el me respondió el beso con un hambre que pocas veces había visto
-Que hermoso despertar - dijo con voz ronca y yo simplemente pegué una risita, estaba empezando a despertarme bien y mis sentidos igual, así que pude darme cuenta de lo olorosas que estaban las hormonas de Marcus, lo que solo significaba una cosa, estaba excitado
-Amor, ¿tuviste un sueño erótico?- le pregunté sin vergüenza alguna
-Por Rowena perdón- dijo sentándose en la cama y dándome la espalda -No quiero que pienses mal de mi amor-
-No digas tonterías- dije arrastrándome hasta su espalda y besándolo en el cuello
-Amor estuviste inconsciente dos días no es correcto- dijo tratando de controlarse
-¿Y quien dictamina que lo es?-
-Es tu casa, no quiero faltarle el respeto a tu madre-
-No lo harás- seguido de eso llamé a mi varita, bloqueé la puerta y lancé un hechizo silenciador
Él volteó a verme con los ojos oscuros de deseo, era obvio que no iba a mantener el control por mucho tiempo, así que aún detrás de él comencé a besarlo desde la mandíbula, hacía la oreja y de ahí el cuello acompañado de suaves roces de lengua. Podía notar como se tensaba intentando no dejar salir el gemido de su boca
-¿Quieres?- dije bajando mi mano desde su pecho hasta sus pantalones, no tuve que esperar mucho su respuesta pues se volteó y en un rápido movimiento termine debajo de su cuerpo, los besos eran voraces y llenos de deseo, pues después de nuestra última vez era obvio que no había sido suficiente para ninguno, comenzamos a deshacernos de los sobrantes rápidamente, pues nuestras pieles ardían por el contacto del otro. Cuando finalmente quedé en ropa interior el me admiró desde su posición
-Eres hermosa- yo le sonreí y lo atraje nuevamente hacía mi, nuestras respiraciones eran agitadas, nuestros pulsos aumentaban, ambos necesitábamos del otro en ese momento, fue ahí cuando decidí poner encima de él, por la excitación él no ponía mucha resistencia, así que estando nuevamente sobre él empecé a frotarme un poco
-No me tortures-
-¿Acaso no te gusta?- pregunté juguetona
-Sabes muy bien que no me refiero a eso-
Mi mano que se encontraba jugando con su resorte finalmente se adentró en busca de su miembro, lo que hizo que soltara un gemido de placer y atacara mi cuello con besos calientes, seguido de sus manos, que morían por tocar cada orilla de mi figura, fue ahí cuando decidí levantarme de su regazo, lo que lo hizo lanzar un gemido molesto, era obvio que disfrutaba de mis juegos, pero habían momentos en los que no le divertían, me quedé de espaldas hacía él y fue ahí cuando me deshice de mi sostén y de mi braga, él no tardó en reaccionar y llegó a mi encuentro tomándome de la cintura y aprisionando mi trasero contra su miembro.
