Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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UN MES DESPUES
Múltiples sucesos rodeaban el mes pasado. Entre los más destacables estaban la publicación de Potter en "El quisquilloso" junto con Rita Skeeter, en la cual hablaba abiertamente de lo que había sucedido en el cementerio aquella fatídica noche, en donde señaló abiertamente a los Malfoy como partidarios del bando oscuro, lo que desató una disputa entre ellos y mi madre.
Lucius estaba muy enojado, pues no comprendía como mi madre teniendo un puesto importante en aquella imprenta había permitido semejante "blasfemia" en contra de su familia. Y aunque mi madre trató de explicarle el hecho de que ella no controlaba lo que se publicaba en la revista esto no la libró de la culpa.
La relación entre los Malfoy y nosotras cada vez estaba peor, era evidente como se había abierto una grieta entre ambas familias, la cual con cada hecho parecía extenderse aún más. Logrando que de cierta forma mi madre y yo nos quedáramos solas.
Bill trataba de ayudarme a mantener el ánimo arriba, con lo cual estaba más que agradecida, pero su madre era otra historia, por eso mismo le había cogido cierto fastidio a el hecho de estar en la madriguera, y evitaba permanecer en ella más tiempo del necesario.
No era la única quien la estaba pasando mal, pues según informes de la orden, Hogwarts se estaba yendo al caño por culpa de las regluchas de Umbridge, pues debido a su nuevo cargo comenzaba a creerse la dueña de la escuela.
El despido de la profesora Trelawney fue uno de los hechos que hizo que McGonagall casi perdiera la paciencia y hechizara a la cara de sapo, pues aparte de despedirla quería sacarla de la escuela cual perro callejero, un trato injusto hacía una docente que había vivido muchos años en ese castillo.
Dumbledore no permitió que la sacara del castillo, pues le reclamó que esa autoridad solo le pertenecía a él, pero también se vio obligado a conseguir un nuevo maestro de adivinación, el cual para desgracia de Umbridge terminó siendo un centauro. No era secreto muy bien guardado el hecho del desprecio de Umbridge hacía los "mesclados" haciendo así que la jugada de Dumbledore fuera perfecta.
Desgraciadamente Dumbledore no pudo jactarse de fastidiarla aún más, pues Umbridge y su brigada inquisitorial descubrieron a Potter y varios estudiantes haciendo parte de un "ejercito" el cual iba en contra de las reglas del ministerio. El nombre del ejército compartía nombre con el director lo que lo puso entre la espada y la pared, pues iban a llevarlo a Azkaban con la acusación de traición, entre otros cargos estúpidos cortesía del ministro. Aun así Dumbledore no lo permitió y escapó junto con su ave fénix a una ubicación desconocida.
