Para muchos lo primordial es la línea de sangre, pero ¿Que importancia tiene eso cuando lo que prima es el amor?
Nuestra sangre no nos define como personas, ni fija nuestro destino, solo podemos ser víctimas de aquel primitivo y audaz ladrón llamad...
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Cuando finalmente llegamos al vagón nos dimos cuenta de que Summer y Leo estaban hablando entre risas, me alegró verlos así después de todo lo que había pasado, así que cuando entramos Marcus y yo fuimos recibidos por las risas de ambos
-Mira a quienes tenemos aquí- dijo Leo
-A Marcus y a la desaparecida- dijo Summer
-Oigan chicos, sé que estuve distante la última mitad del verano y lo siento, estuve ocupada con mamá y me fui de viaje, así que no tuve mucho tiempo para escribir- dije
-Oh ven aquí tonta- dijo Summer parándose a abrazarme -No te preocupes, te entendemos, aunque aún así sería más fácil perdonarte si me hubieras traído algo de Noruega-
-SUMMER- regañaron los chicos
-JAJAJA- me reí fuerte - ahí está mi amiga, no te preocupes tonta te traje algo, a todos, pero se los daré después, ahora debo irme a cambiar, la reunión de prefectos empezará dentro de poco y debo estar lista-
-Aww ahora tenemos a dos prefectos en el grupo- dijo Summer
-¿Te eligieron nuevamente como prefecto?- le pregunté a Leo
-Así es, dos años seguidos, al parecer hago bien mi trabajo- respondió
-Okay entonces será mejor que vayan pronto- dijo Marcus
-¿Prometen no matarse si los dejamos solos?- les pregunté
-Habrá tregua- aseguró Summer
-De todas formas si pasa algo ya puedo usar magia- dijo Marcus presumiendo
-Aprovechándote de tu posición ¿eh Travers?- dijo Summer
-¿Celosa Diaz?- confrontó Marcus
En medio de su pelea (que era más un quien fastidia más a quien) Leo y yo logramos salir del vagón
-Esos dos son un caso- dijo Leo sonriendo
-Ni que lo digas, aunque tu y ella eran peores de niños- recordé
-No encuentro fallas en tu lógica-
Después de eso, fuimos a los baños del tren y nos pusimos el uniforme, no nos demoramos mucho pues no teníamos mucho tiempo, así que cuando estuvimos listos, en frente de la puerta de dicho vagón Leo me habló
-¿Lista entrar?-
-Hasta la pregunta ofende cariño- dije con una sonrisa -Hagámoslo- dicho esto deslizamos la puerta y me di cuenta que era un vagón agrandado con magia y que éramos dos prefectos por cada casa, al parecer Leo y yo éramos los últimos en llegar
