Organizando mi vida.

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Escucho a mi madre como no deja de repetir constantemente mi nombre, lo más probable es que esté enfadada porque sigo durmiendo a estas horas, ¿no entiende que es verano y el verano está para no hacer nada? Lo más probable es que no. Escondo mi cabeza bajo la almohada pero no sirve de nada, oigo como abre la puerta e intento fingir que sigo durmiendo pero sé que no cuela.

–Sara, ¿a qué esperas para levantarte? –me riñe– Ni un huracán te despertaría, ¿no?

–Probablemente sí pero me levantaría a bajar la persiana y seguiría durmiendo –la miro de reojo y veo que intenta no reírse.

–Como si eso hiciese mucho –dice y me abre la persiana.

–¡NOOOOOOOOOO! –grito tapándome los ojos– ¿Por qué me haces esto? ¿qué he hecho yo para merecerlo? –empieza a reírse.

–Levanta ya –me señala– y es mi último aviso –me levanto de la cama con mala cara y voy hacia el lavabo que tengo en mi habitación– Y limpia tu cuarto que parece una leonera.

–Oye –me asomo por la puerta para verla–, no te metas con mi propio orden.

–¿Orden? –se ríe– A veces dudo que tengas 17 años.

–Yo también te quiero mamá –se escucha su risa y luego se oye como se van alejando los pasos.

Me lavo la cara y me recojo el pelo en un moño, qué horror, quién me viera en estos momentos tendría que hacer terapia para olvidar la cara que tengo en estos momentos. Vuelvo a mi cuarto y me tiro en la cama, sé que si mi madre vuelve y me ve así se enfadará pero me permito correr el riesgo. Cojo el móvil, miro las interacciones que tengo en twitter y abro wa:

"237 mensajes de 4 conversaciones."

Voy directa a la conversación de María ya que me ha enviado demasiados mensajes y no es algo normal, después de leer muchos "despierta ya" y "no sé porque me he buscado a una amiga que duerme tanto como tú" voy al último mensaje donde me dice que al despertar la llame por skype. Voy a la aplicación y la llamo, tarda unos segundos en contestar:

–¡Hasta que al fin te despiertas! –me dice riendo.

–Sí, lo sé –me río– Sé que el mundo no empieza hasta que yo me despierto pero no te preocupes que aquí estoy.

–Creída –dice enarcando una ceja.

–Sí sí, bueno dime, que era lo que querías.

–Quería saber cuando llegas a Madrid.

–Mi padre empieza a trabajar el lunes así que queríamos salir mañana para así tener todo el fin de semana para organizarlo todo–le informo.

–¿Y cuando se supone que voy a verte?

–Cuando quieras.

–¿El sabádo? –niego con la cabeza– ¡Entonces no digas que cuando quiera! –empezamos a reír.

–El sábado estaré demasiado cansada, además mis padres han tenido no sé qué problema con el camión de la mudanza y llegará unos días más tarde.

–¿Y ahora qué? -pregunta curiosa.

–¿Qué de qué? –digo seria– Voy desnuda y ya está.

Me mira unos segundos seriamente y estallamos en risas.

–Nah –le digo calmando mi risa– Iré a comprarme algo de ropa y así aprovecho para comprarme algo para la dichosa firma.

–¿Vendrás conmigo?

–No –digo intentando no reír mientras me quito una pelusa invisible del pantalón– Voy con mi prima de Cuenca.

–Eres tonta –dice María sonriendo.

–Me va a dar mucha vergüenza –le admito.

–¿Verlos? –se ríe– Si no muerden.

–Verte a ti cacho de tonta –le digo riendo– A mi David y Jesús ya sabes que no me interesan.

–Dani –me dice y arqueo una ceja– Has dicho David –se muerde el labio para no reírse.

–Pues eso, Dani, lo que he dicho –le contesto.

–Además –añade– ¿vergüenza de verme? –se ríe– Tú no sabes lo que es eso, lo más probable es que te me lances encima y acabemos en el suelo.

–Yo no hago esas cosas –le digo seria– ya soy toda una mujer, en todo caso lo harás tú.

–Eh, que sólo nos llevamos un año.

–Te quieroooo –le digo para que no se enfade y se ríe– Tengo que dejarte que mi madre está histérica.

–¿Por la mudanza?

–Nah –me río- necesita un meneo de mi padre a ver si así ve la vida más bonita –María empieza reírse y la imito– Vamos a borrar esa imagen de nuestra mente porque no es muy agradable.

–La verdad es que no –dice secándose una lágrima de tanto reír– y más te vale avisarme cuando estés por aquí.

–Lo haré –le hago morritos– No me eches de menos.

–Nunca lo hago.

Cuelgo y no dejo de sonreír, María es de las mejores personas que tengo en mi vida, nos complementamos como nadie y encontrar a alguien así en el mundo es difícil y aún lo es más mantener esa persona en tu vida pero yo que la he encontrado estoy dispuesta a luchar para no perderla nunca.

Oigo pasos, debe de ser mi madre así que me levanto corriendo de la cama y fingo que limpio. Me mira unos segundos través de la puerta y luego se va. Suspiro y miro a mi alrededor, uff, hay mucho que limpiar y no sé ni por dónde empezar. Relax Sara, organiza primero tu habitación porque como tengas que organizar tu vida no acabas ni mañana, me digo y me pongo manos a la obra.

Sólo espero que este cambio merezca la pena.

                                                                  ***********

–¡DAAAAAANI, JESÚUUUUS! –dice desde la puerta– Es hora de levantarse si no queréis llegar tarde.

–¿Tarde? –digo medio dormido.

–A la entrevista para la revista –me dice Dani– Tú y tu memoria de pez.

–Acabo de despertarme –le respondo–, mi cerebro no responde del todo.

–Si sólo fuera eso –dice riéndose.

–¡Mamáaaaaaa! -le chillo– Riñe a Dani.

–Jovencitos, ¿no podéis descansar un ratito y dejar de picaros mutuamente? –dice desde la puerta.

–¡HA EMPEZADO ÉL! –decimos a la vez y empezamos a reír. Mi madre nos mira y se ríe.

–Va, mocosos, vestiros –nos sonríe– además, sabéis que uno sin el otro no sois nada –asiento porque no puede tener más razón que esa. Miro mi hermano, se ríe y me guiña el ojo. Así arreglamos las cosas y sabemos que todo va bien.

Cojo el móvil antes de vestirme y entro a twitter para mirar mis menciones, sonrío al leerlas, ¿como pueden ser tan bonitas? Sigo a una cuantas y decido twittear algo:

"@_jesus_OM que ganas de que llegue la firma en Madrid para veros. Buenos días princesitas, os quiiierooo."

–¿Por qué sonríes tanto? –dice mi hermano desde atrás mirando fijamente la pantalla.

–¿Por quién va a ser? –le digo– Por ellas.

–Sí –sonríe– Son geniales.

–Estoy deseando que llegue la firma –le admito.

–Yo también –me confiesa– Cada una que hacemos es especial e inolvidable, esta no va a ser menos.

–Eso espero –le digo sonriendo.

Despertarse y leerlas ya es un motivo suficiente para levantarme feliz, pienso. Cómo nos han cambiado la vida.

Continuará...

"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora