Rodeo los hombros de Sara y la acerco a mi pecho para que duerma más cómodamente mientras vamos hacia casa. Ya se ha acabado el gemeliers weekend y aunque al principio no nos dejaban bajar a despedirnos, lo hemos hecho porque queríamos decir adiós a nuestras princesitas. Ojalá y podamos vivir esto de nuevo pronto. Suspiro cansado y beso el pelo de Sara repetidas veces intentando que no se despierte. Ayer nos quedamos despiertos hasta tarde hablando y estoy molido pero no cambiaría por nada del mundo esos momentos; sus miradas y sus risas.
Recuerdo cada detalle perfectamente y, joder, me da la vida.
"-Cierra los ojos -vuelvo a repetirle y aunque al principio se niega, al final acaba haciéndolo.
Los cierra y me fijo en cómo intenta no reírse pero no puede evitarlo, me muerdo el labio nervioso esperando que le guste la pulsera que le he comprado. Agarro una de sus manos y aunque al principio se asusta al no ver nada, cuando se da cuenta de que es mi mano se tranquiliza. Le pongo la cajita justo en la mano y sonrío.
-Ya puedes abrirlos -le informo y los abre despacito. Me mira fijamente a mi para luego desviar la mirada hacia lo que tiene entre sus manos- Ábrelo -le digo nervioso y asiente.
Levanta la tapa de la caja con cuidado y abre los ojos sorprendida.
-No puedo aceptarlo -dice aunque solo lo ha mirado durante un par de segundos. Sonrío, sabía que diría eso- Debe haberte costado un ojo de la cara y yo ni siquiera tengo nada para ti Dani -dice seriamente.
-Me conformo contigo -admito y sonríe.
-Y yo contigo cielo -dice y se acerca a mis labios para besarlos levemente.
Se mantiene ahí, cerca, y aprovecho para acariciarle lentamente la mejilla.
-Acéptalo -le pido sonriendo- A mi me haría feliz.
Sonríe y acaba abriendo de nuevo la caja, coge delicadamente la pulsera que le he comprado y la gira. Está grabada nuestra fecha y nuestras iniciales. Levanta la vista y veo su mirada brillante, le sonrío y se muerde el labio.
-Te quiero -le digo y vuelve a acercarse a mi para besarme de nuevo, lentamente. Cómo si quisiera dejar marca en la historia con este beso.
Me separo de ella y acerco mi pulgar para acariciar su labio inferior, cómo me encanta. Me sonríe y la imito.
-Tengo algo más -la miro fijamente temiendo su reacción- Puedes negarte si quieres -asiente- No tienes por qué hacerlo -le digo seriamente y se ríe.
Le doy un sobre y ella se ríe. Lo abre y después de estar un par de segundos concentrada en esos folios, se ríe.
-¿Qué? -le pregunto nervioso.