-¿Sara? -pregunto y suena un 'pip pip' constante, me ha colgado. Vuelvo a marcar su número de teléfono y ésta vez no hace señal, suena un "el teléfono al que llama está apagado o fuera de..." no le dejo acabar de hablar que cuelgo y vuelvo a intentarlo. Se escucha exactamente lo mismo- ¡JODER! -digo cabreado tirando el móvil encima de la cama.
No puede ser, me repito constantemente. Me siento en la cama y no puedo dejar de tocarme el pelo nervioso. ¿Se acabó? ¿Así sin más? ¿Es que no le duele esto? Siento como un nudo en la garganta que no me deja respirar, el corazón parece que se me va a salir del pecho y parpadeo seguidas veces para que las lágrimas que siento que quieren salir, no salgan. No pensaba que me iba a doler tanto el ilusionarme con alguien para luego darme la hostia, no lo creía.
Alargo la mano por encima de la cama y cojo mi móvil de nuevo, marco su número y me doy cuenta que a este paso si la sigo llamando me sabré de memoria su buzón de voz, aún así vuelvo a intentarlo- Sara por favor -digo en voz alta y segundos después suena de nuevo el buzón- Mierda -susurro y cierro los ojos fuertemente. Al hacerlo noto algo húmedo en mi mejilla, no quería llorar pero supongo que no es algo que pueda controlar. Se abre la puerta de golpe y alzo la mirada. Jesús me mira con el ceño fruncido y sorprendido por verme llorar.
-He escuchado un chillido -susurra con delicadeza- ¿Va todo bien? -asiento con la cabeza y se le escapa una sonrisa a mi hermano, se sienta justo a mi lado y me pasa el brazo por los hombros- No parece que vaya muy bien -dice y mantengo la cabeza agachada, no me gusta que ni él me vea llorando.
-Sara me ha dejado -admito en un susurro.
-¿Estábais juntos? -pregunta sorprendido y le miro con una sonrisa.
-No bueno... -digo sin saber explicarme- No era nada oficial pero creía que si seguíamos así sí que estaríamos juntos -asiente feliz.
-Se ha agobiado, ¿verdad? -dice y asiento- Es normal.
-Sé que es normal pero estoy yo aquí para que sienta que no está sola, ¿sabes? -digo y asiente- Y encima le he chillado cuando no debería hacerlo y ahora me siento un capullo.
-No lo eres -dice Jesús totalmente convencido- Sara tiene miedo -me dice en apenas un susurro- Y lo sé porque hablo con María -le miro fijamente- Tiene miedo de no poder soportar esto o de que te vayas unos meses fuera y te olvides de ella -frunzo el ceño- Dani puedes conocer a miles de chicas cada día y eso puede con ella.
-Pero, ¿por qué? -pregunto sin entenderle.
-¿Y si encuentras a alguien mejor? -dice mi hermano retándome.
-Pero es que no la hay y aunque la hubiese -le miro- No la quiero -me seco las lágrimas- Me da rabia que a la primera de cambio se venga abajo y no soporte esto, no es nada comparado con lo que puede pasar una vez que se sepa que estamos juntos y si no puede soportar eso -le miro con miedo- no creo que pueda soportar nada más.
-Si te quiere lo hará.
-Pero, ¿y si no lo hace? -le digo seriamente- Me he enganchado a ella de la manera que no debería haberlo hecho -admito- Sé que ha pasado poco tiempo desde que está en mi vida pero uno no controla esto -me sonríe- Y me gusta mucho como para permitir que se acabe.
-Entonces... -me da un apretón en el hombro- ¿A qué esperas para ir a buscarla y decirle todo lo que tienes que decirle?
-¿Y si no quiere arreglar nada?
-¿Y si dejas de ser tan negativo y vas a por tu chica? -me reta.
-Mi chica... -susurro y levanto la mirada para mirarle, le sonrío. Jesús tiene razón, no puedo tirar la toalla sin ni siquiera haber luchado por ella, no puedo. Quiero que si todo esto sale mal, al menos poder decir que lo intenté, que luché hasta el último segundo y que lo di todo de mi por ella. Quiero arriesgarme y que pase y no quedarme con los brazos cruzados y que pasen los años y me pregunte qué habría sido de nosotros.