Le miro con una sonrisa y me acerco a Jesús para darle un beso en la mejilla.
-No digas tonterías -le digo en referencia al beso- Buenas noches -le digo a pocos centímetros de su cara, le miro una última vez y me voy. Y no me giro antes de cerrar la puerta de casa, no lo hago porque como lo vea sé que una parte de mi querrá besarle. Cierro la puerta de casa y apoyo mi espalda en ella, no puedo evitar tener una sonrisa en los labios sin saber por qué. Cierro los ojos y hago un recorrido por todo lo que hemos pasado hoy y, joder, ¿por qué es más genial de lo que creía que era? No ha habido ni un solo minuto en el que no haya dejado de sonreír, me duelen incluso las mejillas. Vuelvo a la realidad cuando me vibra el móvil en el bolsillo. Lo saco y veo que es un mensaje de "Jesusín", sonrío sin haberlo abierto y leo.
"No son tonterías, lo del beso digo" -veo que sigue escribiendo- "Así que, ¿sales y me das un beso o me voy?"
Salgo de la conversación y me lo pienso unos segundos, ¿y luego qué? Se me viene a la mente, ¿nos besamos y ya está? ¿mañana haremos como si esto no hubiese pasado? ¿fingiremos que no nos hemos besado? ¿fingiré que no quiero que me bese de nuevo? ¿significará algo? ¿dejaremos de estar tan bien como estamos? Y por último y no menos importante... Jesús nunca me ha dicho si tiene a alguien especial. Me paso la mano por el pelo nerviosa y noto cómo me vibra de nuevo el móvil pero no lo saco. ¿Qué hago? ¿Dejarme llevar y luego ya se verá? ¿O no arriesgarme por miedo a perder todo lo que tengo?
*****************
Miro fijamente una vez más la puerta esperando a que se abra pero simplemente no pasa nada. Solo pasa el tiempo y me doy cuenta que lo mejor que puedo hacer es irme, suspiro decepcionado porque realmente tenía ganas de besarla, miro una última vez y me doy la vuelta para irme. ¿Es que ella no tiene ganas de besarme? Que decepción, tío, siempre tengo que llevarme la hostia de mi vida.
-¡JESÚS ESPERA! -me dice una voz y me giro. María, está justo en la puerta del jardín y sale hacia la calle. Me acerco a ella sin pensármelo dos veces pero dejamos un poco de distancia entre nosotros, está justo delante mía y me la quedo mirando, no deja de morderse el labio- ¿No eran tonterías? -pregunta y niego con la cabeza- Pero siempre estás de broma -me reprocha y me río.
-Pero ésta vez no -le susurro.
-¿Nos besamos y ya está? -dice dudando.
-Y ya está -le sonrío- Y luego ya se verá -le digo y da un paso hacia mi pero aún así está demasiado lejos, le cojo una de sus manos y la acerco hasta que apoya la otra mano en mi pecho- ¿No quieres besarme? -le susurro.
-Sí que quiero -admite mirándome a los labios.
-¿Y a qué esperas? -le reto y se muerde el labio. Le rodeo la cintura con mis manos y ella me rodea el cuello.
-A que lo hagas tú -dice con una sonrisa en los labios.
-¿Y si no lo hag... -me interrumpe acercando sus labios a los míos, primero simplemente los roza un poquito mientras me acaricia la nuca y eso hace que se me ponga la piel de gallina. Sin poder aguantar acabo besándola de verdad, nuestros labios se buscan como si hiciese tiempo que deseaban encontrarse, nuestras lenguas se enganchan para no separarse y parece que nos importa bien poco quedarnos sin aire. La abrazo fuertemente hacia mi, sin dejar que pase ni un centímetro de aire entre nosotros. Sonríe encima de mis labios rompiendo un poco el beso y eso hace que yo también sonría. Acaricia mi nariz con la suya y deja un pequeño beso en mis labios de nuevo. Nos separamos y la miro, tiene los labios hinchados y me encanta que sea por mi culpa, me muerdo el labio y sonríe- Esto si que son buenas noches -le digo y se ríe, le cojo la cara con mis manos y vuelvo a besarla pero no me deja profundizar el beso. Me separo de ella y me acaricia la mejilla.