Siempre será mi canción favorita.

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Se escucha cómo se cierra la puerta detrás de mi de un portazo y no necesito girarme para saber que es Jesús.


-Estás de broma -dice mirándome serio, le frunzo el ceño y me acerco al lava manos del lavabo- Simplemente vas a hacer como si no hubiésemos recibido ese mensaje, ¿o qué?


-Es lo que pretendo -le digo mirándole a través del reflejo del espejo.


-No puedes hablar en serio -dice y me giro para mirarle apoyándome en el mármol- Dani -me susurra- Les estamos engañando.


-No -le miro nervioso- Simplemente evitamos una discusión sin venir a cuento.


-¿Sin venir a cuento? -se pasa la mano por el pelo- Si no le dices nada a Sara yo no podré decirle nada a María.


-Nadie te está obligando a no decírselo -le señalo la puerta del baño- Va, ves -le digo convencido- Aún estará comprando palomitas así que no te queda lejos, ve y dile por favor -me mira fijamente y se queda quieto en su sitio- Tú tampoco puedes -aparta la mirada y se acerca a encender el agua para mojarse la cara- Hemos venido al cine a desconectar con nuestras chicas después de un largo viaje, déjame disfrutar.


-¿Y luego qué? -pregunta y noto como le tiembla la voz- Vas a seguir callándote, ¿no?


Ésta vez el que se queda callado soy yo, miro a un punto fijo en la pared y Jesús se pone justo a mi lado y me rodea los hombros con el brazo.


-No quiero que actúe como si estuviésemos constantemente en una despedida -le miro de reojo e intenta sonreír pero no le sale- Aún nos quedan muchos días para disfrutar, tenemos el weekend y todos los días hasta que nos vayamos, no quiero desaprovechar todos esos momentos y sé que si se lo digo no puede salir nada bueno -le miro fijamente- ¿No tienes miedo tu?


Me mira, sonríe levemente y asiente.


-Lo que pasa que nunca tendré los suficientes cojones para admitirlo -se muerde el labio- No van a esperar -dice y sé que no lo está preguntando, que lo está admitiendo- No podrán -le palmeo el hombro y acerco su frente a la mía.


-Vamos a hacerlas felices, ¿vale? -le paso la mano por el pelo y me sonríe- Ya se verá.


-Sí -me sonríe forzosamente- Aún queda mucho para ello -admite y una parte de mi no sé si es que lo dice porque se intenta convencer a él mismo o si quiere convencerme a mí de que será realmente así- ¿Vienes? -dice interrumpiendo mis pensamientos.


-Dame dos minutos -le digo con una sonrisa. Me guiña el ojo, me choca la mano y acaba sonando un portazo confirmándome que la puerta acaba de cerrarse.


Me miro fijamente unos segundos al espejo, no puede estar pasando esto realmente. Muchos pensarán que quizás esté exagerando, que esto no es nada del otro mundo pero sentir que una parte de ti quiere seguir haciendo música y viajar para cumplir sueños mientras que otra solo quiere llegar a casa y encontrar a Sara ahí es muy duro. No saber en qué dirección ir aún sabiendo que el destino ya está decidido. Que la música seguirá siempre ahí y que Sara no sé si estará cuando regrese. Dejo ir un suspiro al aire intentando que con ellos se vayan mis miedos pero no lo consigo. Es una mierda saber que estás viviendo una historia que tarde o temprano tendrá fecha de caducidad, ella se cansará o yo simplemente no podré con esto, no puedo obligarla a que me espere porque va a tener que esperarme todos los días de su vida y eso puede conmigo. Podrá con ella y podrá con nosotros, aunque quiera engañarme.

"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora