Escapémonos y casémonos

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Le aparto un mechón de pelo que le cae en la cara. Sonrío al ver su pequeña sonrisa en los labios, no puede encantarme más. Con uno de mis dedos le acaricio suavemente la mejilla sabiendo que le haré cosquillas y que acabará despertándose. Veo como se ensancha su sonrisa aún con los ojos cerrados.


-¿Vas a despertar ya o qué? -le susurro en su oreja para después darle un beso en el cuello. Noto como con uno de sus brazos me rodea el cuello y me quedo escondido en el suyo- Eres una dormilona -digo intentando picarla pero solo la escucho reír- ¿Has dormido bien? -le susurro y me aparto de su cuello para mirarla a la cara.


-Mejor que nunca -me susurra y veo sus mejillas sonrojadas. Me acaricia el pelo con la mano y gira la cara para ver a un Jesús muy dormido en la otra cama- Si le despertamos se enfadará.


-Lo sé -me río mientras miro fijamente sus labios- Verás que cuando te vayas me echará la bronca por haber estado hablando contigo entre susurros hasta tarde.


-Le diré que me riña a mi -me dice Sara con una sonrisa en los labios.


-Nah -digo acariciando su nariz con la mía- Volvería a repetirlo -admito- Me quedaría hasta las tantas hablando contigo y abrazado a ti, lo sabes ¿no? -asiente y le doy un pequeño beso en los labios.


Me mira con una sonrisa en la cara y vuelvo a esconderme en su cuello colocándome justo encima suya, la escucho reír.


-Pesas un poco -me admite riendo.


-Tonterías -le digo con una sonrisa en los labios- No te me quejes que es todo un placer tener a tu chico justo encima tuya.


Escuchamos una risa a nuestro lado y ambos nos giramos a hacia esa voz.


-Si vais a hacer cosas indecentes me encantaría forma parte del público -susurra Jesús y escucho reír a Sara.


-Más te gustaría quedarte a verlo -le digo bromeando y Sara me da un golpe en el pecho- Es broma nena -le digo y me besa en la mejilla.


-Esto de compartir habitación es una mierda -dice mi hermano girándose y dándonos la espalda- Uno no puede dormir tranquilo.


-Pues te aguantas -le digo riendo- Si María se hubiese podido quedar no te habrías negado.


-Es diferente -admite y noto las manos de Sara en mi pecho- Yo a Sara no puedo besarla.


-Si puedes -dice divertida.


-Claro -contesta mi hermano riendo- Eso díselo al fiera que tienes justo encima.


Sara empieza a reírse y no puedo evitar imitarla al verla.


-Dejadme dormir -dice mi hermano seriamente y le hago un gesto a Sara que rápidamente me entiende. Me levanto y la estiro de la mano haciendo que me siga, la escucho reír justo detrás mía y me encuentro sonriendo como un tonto al escucharla.

"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora