Vuelve a sonarme el móvil pero no quiero cogerlo porque sino me desaparecerá el GPS y andaré más perdida de lo que ya estoy. Deja de sonar y sigo mirando las indicaciones, ¿por qué es tan complicado llegar hasta donde hemos quedado? Miro a mi alrededor y esta calle parece sonarme, ¿no he pasado por aquí ya? Escucho de nuevo la melodía, suelto un pequeño gritito frustrada y lo cojo.
-¿Qué pasa María? -le digo frustrada.
-Llevo media hora esperándote.
-¿No has oído nunca que lo bueno se hace esperar?
-Sí pero no tanto -dice riendo- ¿Estás llegando ya o qué?
Vuelvo a mirar a mi alrededor sin tener ni pajolera idea de donde me encuentro, empiezo a reírme de la nada y niego con la cabeza como si pudiese verme.
-Si te digo la verdad no sé donde me encuentro -le admito- En vez de quedar en el parque del retiro tendrías que haberme hecho caso y venir a buscarme en mi casa pero claaaaro María quería venir aquí.
Escucho como se ríe y me repito mentalmente darle una colleja al verle.
-¿Y si preguntas a alguien no crees que llegarás antes?
-Estaba con el GPS en el móvil intentando saber cuánto me queda pero una señorita impaciente me ha interrumpido un poco, ¿sabes?
-¡Yo no soy impaciente! -se ríe- ¿Cuánto te falta?
-Voy a colgarte y me dejas tranquila -le digo riendo- Cuando veas a una tonta perdida con el móvil en la mano, esa soy yo. Hasta ahora -cuelgo.
Según mi móvil estoy cerca pero no tengo ni puta idea de qué calle tengo que seguir. Miro de nuevo a mi alrededor y veo a una parejita de ancianitos sentados en un banco. Me acerco un poco vergonzosa y les pregunto. Qué amables son, me dicen que estoy a un par de calles, les doy las gracias y les sonrío antes de irme.
Estoy a...¿5 minutos? Joder, cinco minutos para ver a una de las personas más importantes que tengo conmigo.
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Aquí sigue sin aparecer nadie, ¿dónde se habrá metido? Ya me había dicho alguna vez que ella y los mapas no se llevaban bien pero es fácil llegar hasta aquí. Uf...estoy muy nerviosa y no sé por qué, hemos hecho skype millones de veces, hablamos cada día y sé que en persona va a ser mil veces mejor que hasta ahora pero aún así no puedo evitar sentir esos nervios al saber que ahora podré verla casi cada día cuando me venga en gana. Me sudan las manos y el corazón me va a mil por hora, no puedo dejar de tocarme el pelo y eso solo lo hago cuando estoy muy nerviosa. Vuelvo a mirar a mi alrededor pero no veo nada... ¿o si? Veo a una chica cabreándose con su móvil, ¿es ella? Tiene que ser ella, lleva la sudadera que le compré para su cumple, ¿no? Si no lo es, se le parece. María no seas tonta y chíllale. Me muevo de donde estoy sin dejar de mirarla.
-¡¿SARAAAAAAA?! -levanta inmeditamente la cabeza hacia mi voz, me sonríe y levanto la mano en modo de saludo y empieza a venir hacia mi con paso rápido. La imito y en un par de segundos se lanza a abrazarme sin importar que caigamos al suelo. Le rodeo por la cintura y ella me aprieta fuertemente hacia su cuerpo, noto como me brillan los ojos habiendo esperado mucho tiempo por este momento. Nos apretamos tan fuerte que siento que me falta el aire pero aún así intento hablarle- Menos mal que dijiste que no te me tirarías encima.
-Vete al infierno -me susurra riendo.
Nos separamos, nos miramos y al segundo volvemos a abrazarnos riendo. Qué falta nos hacíamos.