María se gira entre mis brazos y me rodea el cuello. Sonrío encima de sus labios y la cojo a horcajadas haciendo que me rodee la cintura.
–¿Te lo has pasado bien? –me pregunta al separarse para coger aire.
–Mejor me lo voy a pasar ahora –confieso y se ríe encima de mis labios.
–Ves cariño –dice acariciándome la nuca– Puedes ser amoroso cuando quieres.
–Cuando quiero, tú lo has dicho nena –digo cogiéndola bien fuerte– Anda, besa a este osito amoroso –digo poniendo morritos y acaricia su nariz con la mía. Intento besarla pero se echa hacia detrás dejándome con las ganas– Eres mala –susurro y se ríe.
–Pero te encanta –dice a escasos centímetros de mis labios.
–No voy a negarlo –digo y cierro los ojos al notar como acaricia mi pelo– Y me encanta aún más cuando te ríes sabiendo lo mucho que me fastidia pero joder –digo y noto como me muerde el labio inferior. Sonrío cuando lo suelta– me encanta escucharte reír –me besa lentamente de la forma más tierna que me han besado jamás y la apoyo en el lava manos del baño quedando yo entre sus piernas. Acaricia mis mejillas y la miro fijamente a los ojos– Eres preciosa –le susurro y me sonríe.
Me acaricia como si no se creyera que estoy justo aquí, le miro con una sonrisa de idiota en los labios.
–¿Sabes lo mucho que llego a quererte? –me susurra a pocos centímetros de mis labios.
Apoyo mi frente en la suya notando que incluso así estamos demasiado lejos.
–¿Y tú me podrías decir cómo coño se te puede querer tan fuerte como lo hago? –digo provocando una sonrisa en ella. Pega un salto y se baja del lava manos y me coge de la mano. Entra en la habitación y me lleva con ella, me suelta de la mano y me rodea de nuevo el cuello con ambas manos. Me mira coqueta.
–¿Entonces crees que vas a poder hacer algo con la cremallera de mi vestido o qué? –dice mirándome fijamente y acerco ambas manos a su espalda y al hacerlo ella me sonríe. Bajo lentamente la cremallera provocando que una vez que está abajo, el vestido se caiga solo. Me mira mordiéndose el labio. Mantengo mis manos en su cintura y la acerco a mi. Miro fijamente su cara y se ríe– ¿En qué piensas?
–En que voy a tener que llamar a seguridad avisando que una fan se ha colado en mi habitación de hotel y joder –acaricio mi nariz con la suya– Que buena que estás nena –admito y se ríe encima de mis labios.
–¿Ah si? –dice perdiendo una de sus manos por mi pelo– ¿Sabes que pienso yo? –la miro y niego con la cabeza para luego robarle un beso– Que llevas demasiada ropa.
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Beso levemente los labios de Sara rezando que no se despierte pero inevitablemente sonrío al ver que abre los ojos. Se incorpora un poco en la cama y yo sigo sentado en el borde.