Tu chica.

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Me giro y miro fijamente el despertador, son las siete y treinta y dos de la mañana. Sonrío aliviada y vuelvo a apoyarme en la cama.


-Jesús... -le susurro- ¿Me has llamado solo para decirme que me quieres? -le pregunto.


-No podía esperar más -admite.


-Jesús... -le digo pero me interrumpe.


-No, escucha -dice seriamente- Puede que sea un gilipollas la mayor parte del tiempo y puede que cinco de cada seis palabras que diga sean para meterme contigo, puede que sea un celoso de mierda que cree que cualquiera menos yo puede tenerte y te prometo que habrán mil situaciones más en las que me seguiré poniendo igual de celoso -dice y cierro los ojos notando cómo se me desliza una lágrima por mi mejilla- Estaré de broma la mayor parte del día y no podrás tomarte absolutamente nada de mi en serio, te haré reír y puede que también te haga llorar, seguiré siendo un impaciente que tiene que llamarte para decirte esto porque no puede esperar a decírtelo a la cara de la misma forma que tampoco tendría cojones de soltarte todo esto porque sabes que aunque pasen los meses voy a seguir siendo un orgulloso de mierda y siento que tengas que aguantar todo esto pero María... -me seco las lágrimas- A pesar de ser todo eso -supira- Aunque siempre esté de broma quiero que sepas que no lo estoy cuando te digo que te quiero.


-Jesús... -vuelvo a empezar y sonrío sabiendo que va a volver a interrumpirme.


-No -se ríe- Espera nena -me muerdo el labio- Puedo llamarte así, ¿verdad? -me pregunta- Sí claro que sí -se responde él a sí mismo- Siento todo lo de antes, ¿vale? -sonrío feliz- Siento todo lo que te he dicho y sobre todo pensar lo que he pensado sin que puedas explicarte -me toco el pelo nerviosa deseando que estuviese aquí para poder abrazarle- ¿Vas a decir algo? -pregunta y me río.


-Jesús es gay -digo y sonrío al darme cuenta de que la frase ha sonado mal.


-Yo no soy gay nena, ¿a qué viene eso? ¿Quieres que te lo demuestre cuando vuelva? -dice riendo.


-¡NOOOOOOO! -digo estallando a carcajadas- Mi amigo digo -sonrío- que es gay y aunque no lo fuera no tendría la más mínima oportunidad.


-Dios -responde serio- Qué ganas tengo de patearme el culo ahora mismo.


-No pasa nada -le digo contenta- Estabas perdonado el segundo después de colgarte.


-Y aún así me has hecho sufrir -dice bromeando.


-Estaba cabreada -le digo mordiéndome el labio- No quería decir cosas que pudiese arrepentirme si te contestaba al teléfono.


-Lo sé nena, no te preocupes -le oigo suspirar- Siento haberte llamado tan pronto.


-No pasa nada -digo dándome la vuelta en la cama y poniéndome boca abajo- Seguiré durmiendo nada más te cuelgue.


-Hazme un hueco, ¿no? -pregunta y sonrío mordiéndome el labio.


"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora