Escucho a María reír debajo de la sábana y no puedo evitar imitarla. Se esconde en mi pecho mientras se ríe e intento que Dani y Sara no me escuchen a mi también reír.
-Que pesados -susurra Sara. Les miro y veo a Sara apoyada en un Dani que parece dormido- ¿No podéis esperar a contar chistes a mañana o qué? -pregunta indignada y escucho a María reír más fuerte.
Le doy un tortazo a María debajo de la sábana para que se calle y al no esperárselo me da una patada.
-Oh dios -chillo por el dolor. Me incorporo en la cama y María sale riéndose de debajo de la cama- Mira que hay sitios en los que darme nena -le digo frustrado y encogiéndome del dolor.
-Dios, seguro que te he dejado estéril -dice riendo y Sara le imita. A su vez escucho reír a Dani y me giro a mirarle mal.
-No me hace gracia -le riño- Ojalá y te den una patada a ti en los huevos.
Se ríe aún más fuerte.
-Eso te pasa por despertarnos a horas que no tocan -me reprocha él y abraza más fuerte a Sara.
Suspiro y me tumbo en la cama, miro a María de reojo y acaba tumbándose ella también.
-¿Te he hecho mucho daño? -pregunta intentando no reírse.
-Apenas -le digo intentando enfadarme pero me fijo en que no deja de morderse el labio para no reírse y siento que no puedo enfadarme.
-Lo siento -me susurra y me abraza de lado.
-No pasa nada -digo para después darle un beso en el pelo. Se acerca a mi oído y noto como se me eriza la piel, y me da miedo porque nunca antes alguien había tenido ese poder en mi. Le acaricio suavemente la espalda y la acerco más a mi si eso es posible.
-Voy a echarte de menos cuando te vayas -susurra para que solo lo escuche yo. Me separo un poco de ella y la miro mientras me acerco uno de mis dedos a mis labios indicando que guarde silencio. Me sonríe- Es la verdad -me susurra de nuevo y acerco mi mano a su mejilla. La miro fijamente unos segundos para después acercar mis labios a los suyos y besarla de la forma más delicada posible.
Noto su mano en mi pecho agarrando mi camiseta mientras que la mía está en su nuca para hacer más profundo el beso. Parece que nunca llegaré a cansarme de besarla y no me importa mientras ella esté dispuesta a ello. Recuerdo que hubo una vez que le dije que besarla era mi pasatiempo favorito y joder, no me equivocaba.
-¿Queréis dejar los besos? -escucho hablar a Dani- ¿Es que no hay más días para besaros o para que ella se quede a dormir en casa? -sonrío encima de los labios de María y ambos nos giramos para mirarle.
-¿Acaso me he quejado yo de que Sara se quede en casa? -pregunto inocente.