Esto no va a funcionar.

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Muerdo la punta del bolígrafo, nerviosa, sin saber qué escribir. Cierro unos segundos los ojos y apoyo el bolígrafo en una de las páginas en blanco de mi diario y me dejo llevar por lo que mi corazón me dice:


"Pasan los días y no hay ni un solo día en el que no piense en lo que me dijo Jesús, siento que no puedo dejar de pensar en ello sabiendo que aunque queramos no saldrá bien. En un mes pueden pasar muchas cosas, él puede cansarse, yo puedo no aguantar la distancia que nos separa, él puede conocer a alguien o simplemente darse cuenta de que no me necesita como cree necesitarme. Tengo miedo, muchísimo miedo porque sé que este es solo otro viaje de cientos que va a tener que hacer y siento que es muy jodido tener que separarme de él en el aeropuerto sin saber como continuará todo, sin saber si cuando venga todo seguirá igual de bien o si nos habremos enfriado y habremos olvidado lo que era tenernos y querernos. Tengo miedo y siento que este tipo de miedo es uno de esos que te impide disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y, joder, no quiero. No quiero sentir que estoy perdiendo el tiempo, no quiero comerme la cabeza cuando él aún sigue aquí porque todavía le tengo y siento que no estoy aprovechando cada minuto a su lado por miedo a que cuando se vaya sea la última vez que le vea. Por miedo a que cuando se gire en el aeropuerto para mirarme, sea la última vez que lo haga y me sonría como a mi me gusta. Miedo a que las cosas se tuerzan y no podamos soportar toda esta mierda pero... otra parte de mi se siente inmensamente feliz al ver que aquellos que hacía llamar 'ídolos' hasta hace poco se están haciendo grandes pero... ¿a qué precio? ¿Al precio de acabar rota y sin aquella persona a la que quiero? Jesús cree que solo tengo unos días malos pero el problema es todo esto que se me viene grande y que no sé como afrontar el hecho de perder a alguien. Se me da tan mal perder, pero tanto.



Y lo peor de todo no es eso, lo peor de todo es que llevo días -que aún sabiendo que se irán- mintiendo a Sara, me ha preguntado infinitas veces que es lo que me pasa a lo que siempre he respondido 'nada'. No soy yo quién tiene que decírselo aunque ganas no me han faltado porque si yo estoy jodida, no quiero imaginar como terminará ella. Y estoy segura de que si cualquiera pudiese leer esto podría imaginarse como acabarán las cosas porque no siempre aquello que tiene un buen principio tiene un bonito final y qué deciros, es una pena."


Escucho como mi madre me llama y guardo rápidamente mi diario en la mesita de noche para después asomarme por la puerta de mi habitación.


-¿Qué pasa mamá? -digo alzando la voz.


-Jesús está abajo -me informa- ¿Le digo que suba?


-No -digo con una sonrisa en los labios- Dile que tardo cinco minutos y estoy con él.


Me pongo los zapatos y una vez puestos me recojo el pelo en un moño. Cojo el móvil y las llaves y cuando lo tengo todo me dispongo a bajar las escaleras. Veo a Jesús al final de ellas con los brazos cruzados y una sonrisa.


-Creía que te había dicho que te esperases abajo -le sonrío mientras bajo.


-Tu madre me ha dicho que normalmente para ti cinco minutos son diez -me sonríe y me guiña un ojo- Pero creo que ésta vez se ha equivocado.


Me quedo justo encima del último escalón y él está en la planta baja. Me sonríe y me rodea la cintura mientras yo le rodeo el cuello.


"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora