Cuando llego a casa dejo las bolsas en mi habitación y cojo el móvil para hablar con María. Decido enviarle un mensaje y que sea ella la que me llame, voy a reírme un rato por esto. Me tiro en plancha en la cama y después de encontrar la postura más cómoda abro la conversación. Me río al ver como me cambió el otro día el nombre porque según ella "María magdalena" era muy soso y queda mejor "La sensual novia de Danisú", tonterías. El mío era más gracioso.
-Tú, magdalena -le escribo.
-Deja de llamarme así -recibo al instante y veo que sigue escribiendo- A qué esperas para enviarme una foto de cómo te queda la ropa.
-Creía que sería mejor que vinieses a casa y me vieses con ella puesta -le escribo yo y le pongo una cara vergonzosa al final.
-Me da pereza -me escribe ella.
-Ah entonces ya no te cuento que he visto a tus niños en el centro comercial -le escribo. Veo que está en línea, que escribe algo, que vuelve a estar en línea y segundos después veo su número llamándome.
Empiezo a descojonarme antes de descolgar y sigo haciéndolo cuando descuelgo.
-¡SARA! -la oigo nerviosa- Dime que me estás tomando el pelo.
-Yo no tomo el pelo a nadie -digo riendo- Lo normal es tomar algo si sales por ahí pero el pelo no, nunca -escucho como se ríe- Prometo que los he visto.
La oigo chillar y me aparto rápidamente el teléfono de la oreja. No sé cuantos segundos pasan pero me doy cuenta que tiene una capacidad pulmonar brutal y que sigue chillando como si eso arreglara algo.
-¿Has acabado? -digo y escucho como deja de hacerlo- Dios mío vas a tener que pagarme una revisión en GAES como sigas chillándome de ese modo -me río y me toco la oreja, joder, es que me duele y todo -Y dios, me queda tan estupenda la camiseta y me he comprado unos pantalones cortos que lo flipas.
-No me cambies de tema -la escucho nerviosa- Como sean unos shorts de esos cortos en los que se te ve todo dejo de ser tu amiga.
-Tranquila que no me vas a ver el hilo del támpax si es eso lo que te preocupa -digo riendo- Son cortos pero no tanto, ¿vale?
-Sara -me advierte- Cuéntamelo todo.
-Pensaba contártelo cuando estuvieses en mi casa.
-No sé llegar a tu casa -me dice al otro lado del teléfono y la escucho reír nerviosa.
-Bueno yo te doy la dirección por wa y te apañas -le digo sonriendo.
-No sé interpretar los mapas.
-Te buscas la vida de la misma forma que me la busqué yo para verte -le digo y antes de colgar hablo de nuevo -Mira wa anda, te quiero.
Cuelgo y le digo la dirección, estoy segura que en nada y menos estará aquí si quiere saberlo todo. Ella es así. Vuelve a sonarme el teléfono y veo que es ella, lo descuelgo en dos segundos.
-¿Qué pasa ahora? -le digo riendo.
-Como sea mentira -noto como le tiembla la voz.
-Oye, no llores si no estoy yo delante -le digo seria- Sino no puedo reírme -le digo y escucho como se ríe- Va, no seas tonta -me pongo totalmente seria- Les he visto y solo quiero contártelo tooooodo e invitarte el sábado a pizza.
-¿A pizza? -dice ella- Pero si el sábado tenemos la firma, no me apetece.
-Ya cambiarás de opinión cuando te lo cuente todo, va llega ya a mi casa que me aburro y tú te mueres de la incertidumbre.