Pico al timbre repetidas veces y cuando ya voy a darme por vencido alguien abre la puerta.
-Hola -saludo a la mujer de la puerta- Emm... -me rasco el pelo nervioso- Había quedado con María -la mujer me sonríe y mira el reloj.
-Pues no me ha dicho nada -me abre un poco más la puerta- Pasa cielo.
Le hago caso y entro, las paredes de la entrada son blancas y hay algunas fotos donde sale María de pequeña, supongo vaya, es igualita a como es ella ahora. Miro otra vez a la mujer y la sigo dentro de la casa.
-¡MARÍIIIIIA! -la llama y poco después aparece ella por las escaleras. Al verme ahí frunce el ceño y luego se lleva la mano a la boca.
-Hostia Jesús -dice con una risita nerviosa- Se me había olvidado que habíamos quedado.
-Qué mala persona -digo lo suficientemente alto como para que me escuche, la veo reír.
-Sube anda -dice y mira a su madre- Mamá iremos al cine y a cenar, ¿podrás darme algo de dinero? -pregunta con cara de ángel.
-Te lo dejo en la cocina -le dice con una sonrisa- Pasároslo bien e id con cuidado -ésta vez la miro yo mientras subo por las escaleras y asiento- Me voy cariño -dice su madre y antes de irse hacia la puerta me saluda con la mano- Un placer -me sonríe y segundos después se escucha como se cierra la puerta.
Miro a María que lleva unos pelos de loca y me fijo en que tiene las mejillas rojas.
-¿Cómo coño puedes olvidarte de que hemos quedado? -le digo y me sonríe- ¿Puedes explicármelo?
-Pues porque me ha llamado Sara y me he entretenido -me dice y me pone cara de cachorrito para que la perdone pero una parte de mi ya hace mucho rato que la ha perdonado, justo cuando se ha reído al verme.
-¿Tienes que ducharte? -pregunto y asiente- Y... -me río- ¿qué es eso de pedir dinero si tengo que invitarte yo? -le pregunto y se ríe.
-He pensado que yo puedo pagar el cine y tú la cena -dice con una sonrisa en los labios.
-Una apuesta es una apuesta -digo y asiente- ¿Puedo esperarte en tu habitación? -digo y abre mucho los ojos- Mientras te duchas digo -hago el intento de pasar hacia lo que parece ser su habitación pero pone sus manos en mi pecho.
-No, no, no -dice nerviosa- Me esperas mejor abajo.
-¿Qué? -pregunto con una sonrisa- No.
-No, Jesús por favor -dice seriamente- me muero de la vergüenza si la ves.
-Pero, ¿por qué? -pregunto sin entenderla.
-Porque como veas cómo están las paredes querrás huir -me dice para después de morderse el labio.
-Prometo no huir -digo con la mano en el corazón y se ríe.
Se queda unos segundos mordiéndose el labio debatiendo en qué hacer y al final me coge de la mano, abre la puerta y entro justo detrás de ella. Me fijo en lo que se refería y no puedo evitar reírme. Parte de las paredes están llenas de Dani y de mí y no sé porqué eso la hace hacer ser más adorable de lo que ya es. La miro y se muerde el labio nerviosa.
-Mierda -digo fingiendo estar enfadado- ¿Te vistes aquí todas las mañanas?
-Claro -susurra- ¿Qué pasa?
-Dios, un póster tiene más suerte que yo -digo y se ríe- A ver si mientras te duchas voy a colgarme en la pared para ver cómo te cambias y te dejo que te vayas al cine con uno de tus pósters -digo riendo y ella no puede dejar de reír también.