Si no te vas volveré a besarte.

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Miro a Sara fijamente y le aparto el pelo de la cara, me sonríe nerviosa y siento que aquí conmigo ya lo tengo todo, que no necesito nada ni nadie para ser feliz. La miro y sé que todo va a ir bien y que aunque haya momentos en los que sintamos que no podemos más, aunque haya días que queramos mandar todo a la mierda, no me importará si luego la tengo a ella ahí. 

-Yo quiero estar contigo -le admito y se muerde el labio- Tú y yo y ya está. 

Me acaricia el pelo con la mano y se acerca a mis labios para besarlos. Una de mis manos que tengo un su cintura la deslizo un poco más hacia abajo y la dejo quieta en su trasero. La noto sonreír encima de mis labios y eso hace que yo sonría también.

-Se te va la mano, eh -dice acariciándome el pelo y sigo sin apartar la mano de ahí. Le sonrío y se muerde el labio.

-Solo un poco cuando se trata de ti -le susurro.

Se escuchan unos pasos por las escaleras y Sara abre los ojos sorprendida. Se levanta de la cama cortando el momento y la imito sabiendo que alguien entrará por la puerta. Pican dos veces y antes de que ella pueda decir algo entra una mujer a la habitación, me supongo que es su madre. Nos mira a ambos sorprendida y nos levantamos de la cama.

-Cariño -le dice a Sara- Solo venía a avisarte que ya estoy en casa -ella asiente y su madre me mira a mi -¿Qué hacíais? -pregunta con una sonrisa.

-Nada mamá -responde corriendo Sara.

Su madre me sigue mirando y alargo la mano hacia ella.

-Soy Dani -le digo y me coge la mano.

-¿Eres? -pregunta dudando y miro a Sara, se le ha subido el color a sus mejillas.

-Su chico -admito contento y Sara me da un golpe y me mira mal.

Su madre me mira feliz y se lleva las manos a la boca sorprendida.

-Ay -no para de mirarnos, primero a uno y luego a otro, como si fuese un partido de tenis- Mi niña ya tiene a su chico -dice feliz y se acerca a darme dos besos y a abrazarme. Al principio me sorprende pero al final le respondo al abrazo.

-Mamá estáte quieta, que le asustas -dice Sara y nos reímos.

-Vas a quedarte a cenar, ¿verdad? -pregunta y miro a mi chica dudando, ¿qué hago? Vuelvo a mirar a su madre y sé que si digo que no la decepcionaré.

-Claro -admito y sonríe feliz.

-Estupendo -dice divertida y se acerca a la puerta- Estaré abajo preparando la cena, avisaré cuando esté lista.

Ambos asentimos y se va. Escucho como Sara suspira y la miro, me mira con cara de pocos amigos.

-¿Qué? -pregunto inocente.

-No solo le dices a mi madre que vas a quedarte a cenar si no que también le dices que eres mi novio -frunce el ceño- Ni siquiera me lo has pedido -dice y sonrío divertido. Ah, es eso; pienso- Además -prosigue- si te quedas a cenar ¿cómo coño pretendes quedarte a dormir luego?

-Pues me esperaré a que todos se duerman -digo haciendo un movimiento con los hombros- Nada me va a impedir que duerma contigo -digo y me sonríe. Le cojo de la mano y la acerco a mi pecho. Le doy besos en la mejilla y la escucho reír, acerco mi boca a su oreja y me muerdo el labio- ¿Quieres ser mi chica?

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-Va, para -me susurra encima de mis labios- Tienes que irte -me dice María con una sonrisa y eso hace que sonría a pocos centímetros de sus labios.

"¿Cómo se te puede querer tan fuerte?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora