Le paso la mano por la cintura y él me rodea los hombros con su brazo, lo miro de lado sonriendo y él ladea la cara para mirarme.
-¿Qué? -pregunta Dani con una sonrisa.
-Nada -susurro vergonzosa y me da un beso en el pelo- Lo he pasado muy bien -le digo y veo de reojo como sonríe. ¿He dicho ya que me encanta su sonrisa?
-Deja ya de despedirte -me riñe y se ríe.
-No lo estoy haciendo -le digo intentando no reír- Bueno, quizás un poco -le digo y le rodeo la cintura de lado con ambas manos- ¿No hay manera de secuestrarte y que mañana no cojas ese avión?
-Tendrías que darme una buena oferta para que yo me quedase -me dice intentando permanecer serio.
-¿Mejor oferta que yo? -le digo y se ríe- No me vaciles -le digo y se ríe más fuerte.
-Sabes que me quedaría, tonta -susurra y me da otro beso en el pelo.
Llegamos a la puerta de mi casa y no le dejo que se quede en la puerta, le cojo de la mano y subimos hacia mi habitación. Antes de entrar me apoyo en la puerta y le rodeo el cuello con mis brazos.
-¿Existe la mínima posibilidad de poder dormir contigo? -le pregunto y sonríe forzosamente mientras niega con la cabeza- Sabía que dirías que no pero una parte de mi quería creer que sí -le susurro.
-Tengo que acabar de preparar un par de cosas -dice rodeándome la cintura.
-Lo sé -le miro fijamente a los ojos- No perdía nada por preguntar -asiente y se acerca a acariciar su nariz con la mía- ¿A qué hora tengo que estar en el aeropuerto?
-A las siete -dice contento- ¿Llegarás a tiempo? -se ríe- Sé que te cuesta levantarte.
-Me pondré diez alarmas si hace falta pero no me iré sin mi beso de despedida -le susurro a pocos centímetros de sus labios- ¿Podrías darme ahora unos cuantos? -digo contenta.
-Podría -dice estrechándome entre sus brazos.
Acerca sus labios a los míos provocando que se rocen una milésima de segundo para después apartarse con una sonrisa.
-Si te empiezo a besar no me iré.
-¿Y tú que sabes? -le reto.
-Lo sé -dice sonriendo encima de mis labios. Le acaricio el pelo y pego un salto haciendo que me coja para terminar rodeando su cintura con mis piernas.
-No puedes no besarme -le digo haciendo un puchero encima de sus labios. Me sonríe y le acaricio el pelo- Cariño... -le susurro y cierra los ojos sabiendo lo mucho que le encanta que le llame así- Te quiero -digo y acaba abriendo los ojos sorprendido para segundos después ver como se le ensancha aún más la sonrisa.