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2 años después.

Han pasado dos años desde la muerte de papá y aún duele, pero hemos logrado vivir con dolor y, de alguna manera, no nos ha ido tan mal. Ya casi no voy por Sky a mitad de la noche, recibo muy pocas llamadas del colegio de Summer, y Mamá empezó a tener citas. Todavía no al indicado, pero trata de ser feliz. Y me gusta, me gusta que ella no se deje llevar por la tristeza. No lo negaré: en una de sus citas nos pidió ayuda a mis hermanas y a mí para arreglarse, y nos divertimos haciéndolo. En un momento, miró a Summer y notó su expresión de tristeza, furia y dolor.

Sky y yo hemos hablado con ella, pero siempre se enoja cuando hablamos sobre eso. Desde que papá murió, Summer ya no es la niña alegre que se reía de tonterías absurdas, que grababa videos con su cámara. La que soñaba con ser cineasta, que llenaba de felicidad una habitación. Ella se ha convertido en la amante de la tristeza. Hace un año que Summer carga una nube gris encima, que no deja salir el sol.

Las vacaciones llegaron y después de la muerte de él, conocí la verdadera cara de la gente, y les diré que mi círculo social se convirtió en una partida de Among Us, en la que solo había un tripulante -o sea, yo- y el resto eran impostores.

Bajo a desayunar y todas están sentadas en la mesa, ya comiendo. Decido acompañarlas con un tazón de frutas.

—Buenos días —saludo y me siento a la mesa. Sky se está agarrando la cabeza con las dos manos, lo que indica que tiene una buena resaca, Summer está jugando con su cereal. Tiene la mano vendada y el labio roto.

—Otra pelea ¿eh? —digo en forma de burla.

—Cállate, que me revientas la cabeza —gruñe Sky, bajando la cabeza.

—Sigue de borracha —replica Summer y yo me empiezo a reír.

Mi madre está un poco ida, parece que está pensando mucho algo luego de un rato de silencio, mamá empieza a hablar con un tono de culpa y presiento que se viene una gran noticia.

—Niñas, les tengo que decir algo. —Mis hermanas y yo le prestamos atención —. Nos mudaremos; ya no puedo seguir viviendo aquí. —Me atraganto con un pedazo de manzana y Sky escupe el jugo que bebía.

Summer pega un brinco de la silla.

—No nos mudaremos de esta casa. Aquí es donde crecimos, es donde papá nos crio, donde tenemos todos los recuerdos con él. Lo siento, pero no me iré de aquí, y nadie lo hará. —En el rostro de mamá se refleja la ira y el dolor al oír las palabras de Summer.

—¡Siéntate en la silla y deja de hacer un escándalo! ¡¿No creen que ya es momento de dejar de actuar como idiotas y pensar que solo existen ustedes?! ¡No son las únicas en este mundo! Mírense, golpeadas y ebrias, ¿creen que a su padre les hubiese gustado verlas así? Y para que les quede claro a todas, no les estaba preguntando, les estaba informando. Nos mudaremos el fin de semana que viene y esta tarde voy a ir a terminar de firmar los papeles, por si a alguna de ustedes le interesa conocer su nueva casa y me quiere acompañar. Me voy a las 3:00 p.m. —Mamá se levanta y abandona la mesa. En su plato no queda más que migajas.

Sky y yo cruzamos miradas sin decir nada y luego observamos a Summer con la cara roja de ira; su comportamiento ya me está hartando.

Mierda.