28.Parque de Diversiones

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Mar Gallego

—¿Cómo que la besaste?

—Si, ya sabes un beso normal —Mirella está roja como tomate, Henry la ve con una sonrisa torcida.

—Podemos irnos ya al parque —Mirella da un brinco de la silla.

Todos asentimos.

Luego de comer las pizzas, el chocolate caliente, León le presto ropa seca Henry para que se cambiara, y ya que los chicos tuviesen ropa limpia salimos de casa con rumbo a el parque de diversiones. Los cuatro vamos en el auto de Henry.

Ya en el auto, un silencio casi incomodo subió abordo, por lo que decido hacer charla.

—¿Qué haremos después de los juegos?

—¿Qué tienes planeado? —Henry va conduciendo y me ve desde el retrovisor.

—Mar, hoy ya hay planes —León que está a mi lado comenta viendo la pantalla de su móvil.

—¿Cuales? —Lo miro curiosa.

—Hay que ir a la polvera —Levanta la vista de su móvil y me ve.

—Aun no entiendo ¿Como terminaste siendo una roedora de la polvera? —Mirella me ve desde el asiento del copiloto

—Cosas del destino —Me encojo de hombros dando una sonrisa.

—¿Quieren que los acompañemos? —Henry nos ve desde el retrovisor.

—¡Yo quiero ver a Mar correr! —Mirella sonríe.

—Pueden venir si quieren —León se dirige hacia mí —Hay que conseguirte una moto para que corras, no puedes andar pidiendo una prestada en cada carrera.

—Puedes usar la mía —Henry sugiere.

—¿Tienes una moto? —Pregunto sorprendida.

—Si solo que hay que repararla, porque alguien a quien se la preste la destrozo —Henry ve a León quien se hace el que no sabe nada.

Con Mirella nos reímos, el resto del camino continuamos hablando de tonterías del instituto y más.

Llegamos al parque de diversiones y bajamos del coche. Compramos las entradas y los boletos para cada juego, y Henry se encargó de que todos los juegos fueran de altura.

—Enserio Henry no me hagas esto —León le suplica a Henry.

—No ni piense echarte para atrás, así que vamos a ese primero —Henry se encamina a un juego llamado vértigo, en el que son sillas colgantes, sujetas a una base que sube, haciéndolas girar.

—No, no, no, no, no —León se queda tieso.

—Vamos León, yo me sentare a tu lado, ya verás que nada pasa —Le digo para calmarlo, él se queda viendo el juego, así que lo tomo de la mano y lo arrastro hasta llegar a la fila donde Henry y Mirella nos esperan.

—Ya verás que no se siente nada —Mirella le dice apenas lo ve.

—Me voy a morir.

—No seas dramático, vamos —Sujeto la mano León con fuerza y subimos al Juego, el encargado de los juegos, nos abrocha los cinturones.

Ya estando todo el mundo asegurado, dan inicio al juego, apenas nos empezamos a elevar León toma mi mano con fuerza.

—Tranquilo —Digo para calmarlo, León cierra sus ojos con fuerza.

El juego comienza a dar vueltas subiéndonos hasta la sima, desde ahí se podía ver todo, dándonos una hermosa vista de la ciudad, los autos en el tráfico, la gente haciendo fila para subirse a algún juego, los gritos de la gente por la diversión se escuchaban a lo lejos, dejo salir un grito por diversión.

Mar ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora