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[Engracia]

No podía creer lo que estaba viendo. Mi hijo abrazando a su tía de esa forma y no suficiente con eso, la besa en el cuello. ¡Dios Mío! No puedo con tanta información de un sólo golpe: ¡SE ESTÁN BESANDO!

Tuve que colocar mis manos en mi boca, para evitar que salga algún grito.

Salí de ahí sin saber que hacer o que decir. Este momento sólo fue la confirmación de mis sospechas, desde aquel día que escuché la conversación de ellos y eso de prohibirle a mi hijo que la llamara -ya pintaba raro-

Tendré que hablar con ellos por separado y dejarles bien en claro que todo esto ESTÁ MAL. Ya se que no hay un lazo de sangre pero está el hecho de que ella es una mujer casada y está siendo infiel a su esposo. En el momento que se empiezan a retirar los asistentes, le dije a mi esposo que estaba cansada -lo que era mentira- y que él se encargara de despedir a todos.

Me fui a la habitación de mi hijo a esperarlo para hablar con él antes que con Lucía. Empecé a recorrer por toda la habitación recordando lo rápido que ha crecido mi muchacho -perdiendo la noción del tiempo- y cuando llego al balcón logro ver a Joaquín, va con paso apresurado hacia la casa de Lucía y entra directamente, es decir que tenía llaves, entonces por la mañana tendré que hablar con los dos. Ellos lo quisieron así.

Me levanto de mi cama -lo más despacio posible- para evitar que mi esposo me empiece a cuestionar hacia donde voy. Llego, toco el timbre y si con lo de anoche me quedé en shock, con este cuadro que vi quedé sin palabras pero no más que ellos cuando me vieron:

-Joaquín: ¡MAMÁ! -Lucía: ¡ENGRACIA!

-Engracia: -No me importó que no fuera mi casa, pasé y cerré la puerta- Vayan a vestirse y los espero en el jardín -dije caminando hacia allá-

Después de 5 minutos, bajaron cambiados de ropa. Se les notaba que no sabían que decir, se sentaron juntos en las dos sillas que estaban en frente de mi. Entonces tomé la iniciativa.

-Engracia: ¿Cómo fue que llegaron a este punto? Porque yo no entiendo nada.

-Joaquín: Mamá, yo empecé a sentir amor por Lucía hace más o menos 5 años. O sea, sentía amor pero no de la manera en que actualmente lo estoy haciendo. Vi otros aspectos de ella y no sólo es admiración, estoy enamorado de ella.

-Lucía: Lo mío ha sido muy difícil de aceptarlo. Al principio creí que era una consecuencia de los hormonas -ya sabes la menopausia- y créeme que intenté resistirme a este sentimiento, me lo negaba día y noche cada vez que pensaba en él.

-Engracia: -De la manera más sarcástica- Muy bonito todo pero dime... ¿cómo puedes estar embarazada de tu marido y estar revolcándote con mi hijo? Nunca esperé que te comportarías como una...

-Joaquín: ¡BASTA MAMÁ! NO VOY A PERMITIR QUE INSULTES A MI MUJER -Se levantó bruscamente para quedar muy cerca de mi-

-Lucía: ¡Joaquín cálmate! -Dice poniendo su mano en el hombro de él- Tranquilo.

-Joaquín: -Veo como su expresión se suaviza- Perdón mamá por haberte alzado la voz, sólo te pido que si vamos a hablar sea con respeto.

-Engracia: JA ¿Piden respeto? Y el de ustedes se fue de paseo a Disney ¿O que coño? Lo que sea que haya pasado y esté pasando, debe terminar AHORA MISMO.

-Lucía: -Poniéndose delante de Joaquín- No creas que no me siento mal por el que aún es mi esposo. Pero te voy a decir una sola cosa. El día que vi como Joaquín se murió por unos minutos PORQUE SE MURIÓ, entendí que no imagino estar sin él. Le supliqué que regresara y si lo hacía que nada iba a ser igual. Engracia, lo único que quiero para él y para mi es felicidad y amor. Por favor, sólo te pido que me des la oportunidad de demostrarte lo mucho que AMO a tu hijo. Y si aún así quieres oponerte -está bien- pero no pienso dejarlo ¡ESTA VEZ NO!

MI SEÑORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora