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[Alberto]

He pasado días de mucho stress, ya que es la temporada alta en este tipo de negocios. He tenido que poner mano dura con los trabajadores, pues si no lo hago, el negocio no prospera. Pero lo bueno es que después de las largas horas de trabajo, he tenido mano dura en el departamento.

Viviana es una excelente amante, me encanta que siempre está caliente, tiene unos movimientos de infarto. Se nota que está en su 20's y no tengo que andar con esas cosas de "juegos previos", lo cual me parece una pérdida de tiempo. Una boludez.

La hemos pasado increíble estas semanas, no queríamos volver a la Argentina pero a ella la ha llamado su madrina, que ha venido desde España y desea verla personalmente. Y mi motivo para regresar es, mi hija Rochy. Me ha pedido que la acompañe a elegir un piano, que se enviará al departamento de Boston -no se ni un carajo de música- pero por mi nena, voy y la acompaño.

Luego de varias horas de vuelo. Finalmente estamos en el aeropuerto de Buenos Aires y para poder despedirme bien de Vivi, tuve que rechazar la oferta de mi hija -quien quería venir a recogerme- y solicitar dos taxis. Los besos con Viviana eran muy diferentes, siempre ardientes. Aunque no soy de volver a ver a una amante, hay algo en ella que me atrae.

Cuando el taxi va estacionándose en mi casa, puedo ver que no hay ni una luz encendida. Quizás mi nena y su mamá han salido, para mi mejor, así aprovecho y me doy un baño antes de ver a mi _Fiel esposa_. Habrá pasado una media hora, estaba cambiado y decidí bajar para ir en mi carro a buscarlas. Tomo mi celular y estaba por marcarle a Rochy, cuando veo que una luz venía del taller de Lucía. Entonces cambio de idea y primero paso a verla. No se como puede pasar metida ahí tanto tiempo.

-Alberto: -Ingresando al taller, la veo de espaldas y silenciosamente tomo su cintura- Hola mi amor.

-Lucía: -Dio un respingo- Alberto, me asustaste -Se separa para dejar la paleta pues estaba empezando un nuevo cuadro- ¿Recién llegas o ya tienes tiempo de haber llegado?

-Alberto: Hace media hora llegué pero quise tomar un baño relajante. Aunque lo hubiera sido, si encontraba bajo la ducha a mi querida esposa, para cogerla como manda la ley -La tomé de la cintura pero está vez de frente y le mordí el lóbulo de la oreja-

-Lucía: ¡Aauchh! ¡Suéltame Al-Alberto! -Trataba de escapar-

-Alberto: -La tomé por sus muñecas con fuerza- Espero que en todo este tiempo que no te he jodido, hayas pensado en olvidarte de la aventurilla que tuviste con el pendejo de Joaquín, que no se compara conmigo.

-Lucía: Este matrimonio no da para más. Últimamente no nos tratamos como la gente, no podemos mirarnos de frente y decirnos: Te Amo... Ya no existe nada entre los dos. Voy a tramitar el divorcio. Eso es lo quiero ¡QUIERO EL DIVORCIO!

-Alberto: No te vas a deshacer de mi tan fácil, pero primero te voy a dejar un recuerdito.

La empujé haciendo que caiga sobre el sofá que tenía ahí en su taller y levanté mi mano para darle una bofetada -que merecida la tiene- pero una voz hace que me congele inmediatamente.

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[Rochy]

Estaba en el taller de mamá, todo parecía estar en orden hasta que entramos al cuarto donde tenía los elementos. La cara de mamá era de sorpresa. Al preguntarle de la razón de tanto desorden -lienzos nuevos totalmente destrozados y muchas de las pinturas esparcidas por el piso- me explicó todo.

Una vez más comprobé que está muy enamorada de Joaquín, el sólo hecho de haber intentado alejarse de él -creyendo que era una locura- casi la lleva a ella a volverse loca. Y encima lo que vivió el día en que los dos nos accidentamos ¡Dios cuánto ha pasado! Es hora de que sea feliz, lo merece.

MI SEÑORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora