[Lucía]
Me quedé congelada al pensar que Alberto se habría escapado y venía a hacer algo en mi contra. Simplemente fui a abrir la puerta, deseando que fuera mi hija quien estuviera del otro lado. Al abrir la puerta, mi semblante nervioso se tranquilizó al saber quien era y más bien quise mantener mi rostro enfadado.
-Lucía: ¿Qué haces aquí? -Y como estoy enojada, pues que se note mi cara de culo-
-Joaquín: Discúlpame por lo que sucedió... pero debes comprenderme...
-Lucía: Y lo hago, no lo dudes. Pero llegar hasta donde llegaste, eso no. Y no lo estaba defendiendo, más bien te estaba rogando que dejaras de golpearlo porque reviví esa noche espantosa.. Te comportarse como él, todo violento.
-Joaquín: Pero yo no me atrevería a tocarte ni un cabello, si eres lo que más amo -Se acerca y me toma de la cintura para pegarme a él- Perdóname por favor -Susurrando y dejándome un beso en la comisura de mis labios-
-Lucía: -Suspiré cerrando mis ojos- De acuerdo estás disculpado. Ahora puedes retirarte, deseo descansar -Lo miro fijamente-
No decía ni una sola palabra, sólo bajó su mirada a mis labios y tengo que ser sincera -me moría de ganas de un beso- y parece que leyó mi lenguaje corporal. Y se apresuró a besarme, sus labios tenían una alta temperatura. Al inicio estaba tratando de poner resistencia pero mis labios fueron cediendo y mi lengua buscó a la suya. Estaba un poco enojada por lo que dijo -aquello de que si me gustaba Carlos- y al corresponder a sus besos, también le hacía sentir mi enojo a través de las mordidas a sus labios. Con rudeza nos empezamos a desvestir. Empecé yo, sacando su saco -el cual dejé tirado en el suelo- para luego desabotonar su camisa, al abrirla y quitarla, mis manos empezaron a frotar su pecho y la sensación que me produce su pecho velludo es tan fuerte.
Mis labios se posaron en una de sus tetillas, al lamer y luego dar un mordisco, su reacción fue tomar mis caderas con fuerza y pegarme a su miembro que ya estaba erecto. Encontrarlo tan listo para mi, hizo que mis manos bajaran a su cinturón para desabrocharlo y bajar el zipper de su bragueta, al liberarlo estaba sin boxer. Y al estar desnudo -inmediatamente- me levantó la pijama, sin imaginar que estaba desnuda.
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[Joaquín]
Saber que debajo de la pijama no tenía nada, fue mi perdición. La tomé de una de sus manos hasta llegar a la coqueta, la puse en frente del espejo y me coloqué detrás de ella y con mis manos empecé a acariciarla por todo su cuerpo -a veces suave y a veces con algo de fuerza- y el efecto fue el que deseaba, su cabeza la inclinó hacia atrás, dejando acceso directo a mis besos en su cuello y en el lóbulo de su oreja.
Pero ambos queríamos más. Entonces abandoné mis besos y caricias -acto que la dejó sin piso- pero que no duró mucho tiempo ya que hice que se arrodillara en el banco y que colocara sus manos sobre la coqueta, dejándola en su posición favorita -en cuatro- Y ya que la tenía así, me di el lujo de ir bajando entre besos y lametones por toda su espalda hasta llegar a su delicioso culo -su respiración se tornó agitada- y yo quedé de rodillas en el suelo.
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MI SEÑORA
RandomLucía: Él es un joven encantador, el primer y único sobrino que me regaló la vida, recuerdo que me empecé a entrenar para ser mamá con él. Siempre le he tenido un amor muy especial y ahora ha crecido tanto, que me produce sensaciones tan deliciosas...