XIX - Recuerdo agridulce

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Semanas después de estar viviendo en la mansión, Iris había comenzado a sentirse un poco como en casa, algo encerrada y sin hacer nada, pero la confianza con Ángel había mejorado considerablemente y le confiesa que quiere trabajar porque desea val...

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Semanas después de estar viviendo en la mansión, Iris había comenzado a sentirse un poco como en casa, algo encerrada y sin hacer nada, pero la confianza con Ángel había mejorado considerablemente y le confiesa que quiere trabajar porque desea valerse por sí misma, aunque el motivo principal era mantener su mente y cuerpo ocupados. Él se sorprende pero al verla tan decidida, le ayuda a conseguir trabajo en la fonda de Amber; para ello tuvo que pedir permiso especial, desde luego un humano no podría trabajar ahí, pero aun siendo una Angelus, si es de otro clan no le sería permitido.

Russeus interviene un poco y la hacen pasar por una de sus familiares, con ropa, aretes falsos y el color de sus ojos, todos del clan Rubí.

La joven aunque al principio está nerviosa, pasa desapercibida y ayuda sirviendo bebidas, alimentos así como en limpieza general, lo que a pesar de ser algo cotidiano para los demás, a ella le llena de felicidad sentirse útil, aprender cosas nuevas, convivir con la gente, todo era muy reconfortante.

Al cumplir su tercer mes en el territorio humano del clan Rubí, Ángel es llamado de emergencia para regresar a Zafiro, por lo que deja a Iris al cuidado de Rufo y Amber.

Con su amigo más cercano fuera por un mes, Iris comienza a sentirse un poco sola, había pasado mucho tiempo con él sin darse cuenta y ahora le era extraño no verlo, pero no tiene tanto tiempo para pensar, todos los días está muy ocupada en el trabajo.

Un día en especial está tan distraída que comete varios errores durante su jornada, al punto de casi quemarse en una ocasión y caerse por las escaleras. Después de servir a unos clientes, Amber le dice que tome un descanso en el jardín trasero.

—Suspira— hoy he fallado bastante, supongo que he desesperado a Amber y por eso me ha enviado aquí —analiza en voz alta, mientras camina un poco por el lugar.

De pronto nota su sombra en el suelo siendo de noche, voltea al cielo y la luna llena le iluminaba, para ella era como si quisiera animarla.

Mamá... en noches así no puedo evitar acordarme de ti, cuando salíamos al jardín por las noches de luna llena, solías relatar cuentos y me dormía en tu regazo, papá me llevaba a la cama después —piensa— oh, ahora recuerdo, mañana es... mi cumpleaños.

—¡¿Qué?! —una voz conocida grita a sus espaldas e Iris se asusta.

—¿Amber? ¿porque gritas así?

La mujer se acerca corriendo y toma las dos manos de Iris en las de ella.

—¿Dices que mañana es tu cumpleaños?

—Ah... si...—responde apenada—, uh... me escuchó —piensa.

—¿Porqué no comentaste nada antes? —pregunta un poco alterada— podríamos haber preparado algo especial —dice con tono de reclamo.

—Es que lo acabo de recordar... —dice avergonzada.

—¿Cómo puede ser? —expresa curiosa.

—Mmm, en este mundo contemplan el tiempo diferente, aun no me he acostumbrado, pero de cuando llegué aquí, ya han pasado cuatro meses según diría el calendario de donde vengo, es lo mismo que faltaba para mi cumpleaños.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora