XXIV - Revelaciones Parte I

21 9 41
                                    

Al día siguiente, al amanecer, Lea vuela y se posa en los hombros de su señor, quien se encuentra afuera de la cueva observando a lo lejos el paisaje neblinoso —Debo decirlo, me intrigaba bastante que hayas decidido involucrar a muchachos inocente...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al día siguiente, al amanecer, Lea vuela y se posa en los hombros de su señor, quien se encuentra afuera de la cueva observando a lo lejos el paisaje neblinoso —Debo decirlo, me intrigaba bastante que hayas decidido involucrar a muchachos inocentes, ¿de verdad es el único método?

Sappheiros ignora la pregunta y en su lugar cuestiona —¿Aún no despierta?

—No... —responde Lea, presionando un poco con la mirada.

—Mis hombres y yo hemos esperado más de 10 años una oportunidad como esta, no voy a detenerme ahora —aclara.

—Tu no eres así... te conozco desde hace ocho años, actúas diferente cuando se trata de esos dos —señala el ave.

—Simplemente hago lo que está en mis manos para cumplir mi promesa. Antes no había opciones como la de ahora, para que nuestro plan funcione, por lo menos no en un futuro cercano y tampoco podemos darnos el lujo de esperar demasiado, es ahora o nunca. Eres libre de irte si no te agrada, esta no tiene que ser tu batalla, las cosas se pondrán mucho más feas de aquí en adelante y para mi ya no hay marcha atrás...

—No, yo jamás me apartaré de tu lado, eso no está a discusión, pero...

—Lea... —la nombra con un tono de advertencia.

—Tu me mantuviste ahí, observando esa escena... ¿de verdad querías apartarme? o ¿querías que alguien te detuviera? —inquiere curiosa, pero Sappheiros no contesta—. ¿Quién es ella? por como le hablas, parece que de verdad la conoces...

—Disculpe mi señor, la muchacha ha despertado... —interrumpe el vasallo que la atendió y se quedó después del síncope.

Sin decir nada, él se apresura con el ave aun en su hombro, hacia donde Iris está, al llegar la encuentra sentada, al principio cree que está tranquila como la primera vez, pero ahora la nota perdida y no lo mira. Así debe ser, lo siento, pero no te dejaré en paz —piensa—. Iris.

La joven reacciona pobremente al llamado y levanta la mirada de forma lenta, intentando mantenerse neutral, pero era evidente el temor a lo que podría decirle el hombre frente a ella.

Su poder no se activó esta vez —Piensa Sappheiros. El silencio dura unos instantes hasta que él lo rompe. —Mañana partiremos a Zafiro, es mejor que te prepares para no volver a ver a ese mocoso, la ruta que llevamos no la usa nadie, nosotros la creamos y ten en mente que no será nada agradable como tu viaje con él —advierte.

—Mientras él esté bien... no me importa, al final yo no tengo a donde ir realmente, ya que no puedo volver a mi mundo —dice con notable tristeza.

¿Ella de verdad está sacrificándose por él? —¿Eso es lo que te dijeron? —pregunta con una risa incrédula.

—¿Eh? —expresa confundida.

—Si llegaste a este lugar es porque hay una manera de volver, ese niño es más astuto de lo que sabes, por eso buscaba llevarte a Esmeralda, pero de nada servirá, ahí no encontrarás lo que necesitas —analiza mostrando una expresión de entretenido.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora