VIII - Comienza la búsqueda

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~A primera hora de la mañana~

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~A primera hora de la mañana~

Ángel se presenta para recoger a Iris, tal como lo prometió, y después de un desayuno impuesto por Sara, se preparan para emprender su viaje.

Cuando están ya lejos de la casa de Kelvin y Sara, él decide hablar con Iris después de darle muchas vueltas a lo sucedido el día anterior.

—Iris...

—Ángel...

Pero hablan al mismo tiempo, después de todo ella también siente que hizo mal; cuando sus miradas chocan, no pueden contenerse y se ríen.

—Lamento haberte asustado anoche al volar así... —dice aun entre risas el joven.

—Yo lo siento, aunque si me sorprendí, no era como para abofetearte, espero no haberte hecho mucho daño —dice Iris también intentando contener su risa.

—Si, tienes mano fuerte Iris —dice con tono de broma mientras se toca la mejilla.

—Oh, no te burles —pide con una risa nerviosa.

—¿Quedamos a mano entonces? —pregunta emocionado el joven extendiendo su mano para estrechar la de la chica.

Iris finge pensar un poco, pero inmediatamente sonríe y estrecha la mano del joven. Después de unas frases humorísticas más, pronto se encuentran cómodos platicando de trivialidades para amenizar la caminata, pasean por muchas partes del pueblo, ella siempre observando con gran curiosidad y emoción, pues todo es nuevo.

La razón principal de la caminata, es visitar lugares donde pudieran investigar sobre la existencia de portales o encontrar alguna pista por lo menos de donde comenzar. Así visitan varios pueblos cercanos, saliendo por las mañanas, regresando por las tardes para ayudar en el hospital con limpieza, mandados y preparación de alimentos, pues Kelvin también le dijo a Ángel que podía quedarse en su casa si ayudaba, así que le preparó al joven uno de los sillones grandes con una almohada y sábana para dormir; Sara por su lado les prepara de cenar todas las noches.

Les tomó cinco días investigar las cercanías, pero no hallaron nada, así que deciden visitar ciudades más lejanas, por lo que no podrán regresar a casa del doctor, sin embargo este no les reprocha nada, el acuerdo era mientras necesitaban quedarse ahí y Sara les ayuda a preparar equipaje ligero.

Al amanecer emprenden su viaje, los días los invierten buscando y las noches las pasan en árboles adaptados para acampar; hechos por Ángel y sus compañeros, ubicados en sitios estratégicos, para cuando tienen misiones donde recorren varias ciudades y no tienen donde quedarse.

Los troncos son lo suficientemente gruesos como para albergar en su interior a una persona acostada, se accede a lo alto por grandes orificios con una especie de puerta que se asegura con magia por fuera, ya que la hace invisible, pero se puede salir abriendo manualmente desde el interior. Por dentro tiene las comodidades para descansar, se puede resguardar alimentos no perecederos y lo necesario para tratar heridas no graves; cuentan con una escalera hecha con cuerdas y tablillas de madera, para que puedan subir aquellos que no tienen alas o estén heridas, además se puede retirar para evitar intrusos.

AngelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora